Un nudo en la garganta
Hay que encender una luz en la oscuridad El día ha comenzado. Para los que se saben amados y para los que lo han olvidado. Para los que están lejos. Para los que están cerca. Para ti y para mí, hoy es una nueva oportunidad. Iniciar el día con una oración debería ser un ejercicio fácil para los creyentes; pero no lo es. En realidad, orar nos cuesta. Porque entre otras cosas nos obliga a cerrar los ojos y ha silenciar al mundo en que vivimos. Y esto no nos gusta. Porque nos hace parecer vulnerables. Y ni usted ni yo queremos dar esa impresión. No nos han educado para ser frágiles. Tampoco para ser políticamente incorrectos. El Jesús de Lucas no tiene problemas para orar. Busca lugares tranquilos, se aparta del bullicio cotidiano, e invita a los discípulos que le acompañen, y lo hace para encontrarse con el Padre. Jesús sabe que la oración es nuestra respuesta al D...