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Mostrando entradas de marzo, 2021

A veces llega la noche

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                              Pensando en voz alta A veces llega la noche. A veces las despedidas llegan en el momento menos oportuno. Cuando creíamos que teníamos todo un horizonte por delante. La mayoría de las despedidas son tristes. Nos duelen. Y es que nos recuerdan que las cosas tienen un fin. Y entonces se nos hace una especie de nudo en la garganta que nos impide declamar palabras y algo salado y húmedo recorre el rostro. Si, las despedidas nos hacen enmudecer con mucha frecuencia. Nos dejan sin palabras que pronunciar en voz alta. Pero hay algo peor que una despedida y es irse sin decir adiós. Los discípulos creen que el Maestro estará con ellos siempre. Y para ellos, siempre significa eternamente. Los discípulos están inundados de apegos. No sólo sienten una especial inclinación por las construcciones propias sino que están atados a sus propias ideas, a sus propias tradiciones, a las costumbres que conocen desde que nacieron y hasta han llegado a imaginarse a un Maest

¿Por qué gritan?

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                                      Hay muchos llamados a la humildad en las escrituras del Nuevo Testamento; por ejemplo, Pablo escribe: por la gracia que se me ha dado, les digo a todos ustedes: Nadie tenga un concepto de sí más alto que el que debe tener, sino más bien piense de sí mismo con moderación, según la medida de fe que Dios le haya dado. (Romanos 12: 3). Sin embargo, no debemos confundir la humildad genuina con debilidad y/ o obsequiosidad. El reconocido teólogo del siglo XXI, C.S. Lewis, observó una vez: la humildad no es pensar poco de sí mismo, sino pensar menos en sí mismo. Sospechamos que Jesús pretende que los discípulos seamos humildes. Él mismo se erige en un modelo que en este aspecto nos puede inspirar. Pero recorrer Jerusalén en un burro en lugar de un caballo en ese primer día de la semana, que la tradición cristiana a denominado Domingo de Ramos, ¿fue un gesto de su humildad, paz y buena voluntad, como se dice con tanta frecuencia? O, en lugar de ser hum

Cuando la obediencia es preferible al sacrificio

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                              I. Dina, la hija de Jacob.   a.      Sabemos por el relato bíblico que Jacob tiene doce hijos y una hija. Su nombre es Dina y aparece en la historia familiar que se narra en Génesis 34. Es allí donde se narra su secuestro y violación por parte de Siquén, hijo de Hamor, del rey de la ciudad homónima. b.     Sabemos, también, que su secuestrador y violador, se enamora de ella y pide hacerla su esposa. Para Dina este es un mal menor. Pero sus hermanos, con la complicidad de su padre, heridos en su honor, matan a todos los habitantes varones de Siquén y con ello todo futuro para Dina. A partir de ese momento desaparece de la historia.   II. Dos reflexiones y dos teologías diferentes sobre el sacrificio.   a.      Lectura de Miqueas 6:7. Miqueas hace una crítica desde dentro. Su crítica va dirigida al corazón humano. Pero anteriormente sabíamos que Ezequiel, ve en el sacrificio humano un acto bárbaro, que la aberración de los hombres ha venido a atr

Mi credo cotidiano

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Pensando en voz alta Hay una pregunta que me ronda cuando salgo al camino y voy en busca de un nuevo horizonte: ¿Quién es Jesús? Y es que no puedo entender el alcance de las buenas noticias si antes no soy capaz de   responder a esta simple pregunta. Sólo cuando logro encontrar una respuesta acertada a esta cuestión entonces podré darme permiso para responder a la siguiente pregunta: ¿Quién soy yo? Los discípulos   pretendemos atesorar todo el conocimiento de la vida, aquí y ahora. Intentamos tener respuestas para todas las interrogantes que nos hacen nuestros hijos y nuestros nietos. Pero hay otra realidad, no nos gusta confesar nuestro desconocimiento. Nuestras ignorancias. Nuestra ceguera espiritual. Y por eso la mayoría de las veces hablamos y hablamos cuando deberíamos estar en silencio. Respirando y escuchando. Escuchando al Cristo. Cuando Jesús se nos presenta, sin previo aviso, lo que hace es hablarnos del Padre. Y entonces comparte todas las buenas noticias con nosotros.

Resistencia y fe

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                                      En muchas ocasiones hemos escuchado predicar sobre la fe. Y podemos decir que nosotros sabemos sobre ella, la sentimos y que hasta algún que otro domingo la confesamos públicamente como comunidad. Es esta virtud, junto con el amor, la columna fundamental de nuestro testimonio como cristianos. Es la base de nuestros pensamientos, de nuestros sentimientos y de nuestras acciones tanto para nosotros mismos como para el prójimo. En este sentido, saber las características de fe se constituye en algo esencial para nuestro conocimiento como cristianos reformados. Así, que en esta mañana quiero compartir algunas facetas de la fe y de su alcance e impacto en nuestra vida como discípulos de Jesús en un mundo que aparentemente vive sin el Sr. Dios.            La fe es esencialmente creer: Es aceptar en el corazón lo que las Escrituras y su anuncio instaurado en Jesús, nos salvará. En el Antiguo Testamento, se puede ver como patriarcas, hombres y mujeres teme

La violencia en el corazón

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                                        I. Atalía a.      En II Reyes se nos cuenta la historia de la reina Atalía, que fue reina de Judá durante el período de 842 a. C 835 a. C. Era hija de Ajab, rey de Israel, y de Jezabel, la princesa de Tiro que aparece en las Escrituras. Sin embargo, algunos eruditos creen que era hermana de Ajab, en lugar de su hija. Al casarse con Joram, se convirtió en reina consorte de Judá. Cuando murió su esposo su hijo Ocozías se alzó con el trono, pero por escaso tiempo, hasta que la revuelta de Jehú acabó con él y con todos los descendientes de Jezabel, tanto en Israel (Joram, hermano de Atalía) como en Judá. b.     Una vez de mantenerse como regente, quiso hacerse con el trono, por lo que hizo exterminar a los descendientes de la casa de David, ejecutando a cuantos príncipes pudo encontrar. Sin embargo, Jehosheba hermana del rey Ocozías, protegió a uno de ellos, llamado Joás, que luego sería rey, entregándolo en secreto al cuidado del sumo sacerdot

¿Qué es un discípulo?

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Pensando en voz alta Hay etapas de la vida de los discípulos en que no esperan que ocurra nada nuevo bajo el sol. Que dejan de creer en los milagros y no saben muy bien por qué. Hay circunstancias amargas que les abrazan sin pedir permiso y que hacen que la fe se arrincone en una esquina del alma como un animal enfermo. Y se quedan paralizados. Sin poder mover los labios para musitar una oración. Están con los ojos abiertos, pero no pueden ver lo que hay delante de ellos.   Los discípulos estamos abarrotados de deseos. De ansías. Queremos, por ejemplo, estar sanos. Pretendemos poder movernos de un lugar a otro con libertad. Aspiramos ha atesorar nuestras propias opiniones y atrincherarnos en ella como si fueran una fortaleza. Si, en el fondo de nuestro corazón anhelamos ser felices. Pero la realidad es otra, a veces nos duele la espalda, o no podemos salir de casa, o nuestras opiniones nos han esclavizado, o sencillamente la tristeza nos tiene aferrados como un musgo a la roca. Es

Entre la luz y las tinieblas.

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Querida iglesia. Si miramos el contexto de nuestro relato de esta mañana nos encontramos a Jesús que tiene un diálogo con un líder fariseo llamado Nicodemo, donde se nos dice entre otras, cosas que este maestro de Israel visita  a Jesús de noche para hablar sobre lo bien que Jesús ha sido recibido por algunos judíos, y en particular por sus milagros. Nicodemo no se amilana en afirmar que Dios está con Jesús. Sin embargo, Jesús quiere asegurarse de que Nicodemo ha entendido que se necesita un compromiso espiritual para entrar al reino de Dios. Le dice: tienes que nacer de nuevo , algo que Nicodemo no parece entender a lo largo de este diálogo. Al fin, es el autor del texto mismo quien nos termina la historia que tuvo lugar y comienza su propia interpretación teológica de las palabras de Jesús. En este capítulo tres de Juan, podremos notar que hay un   cambio conversacional: de un diálogo a un monólogo. Y esto es lo que hemos escuchado en la lectura del Nuevo Testamento. Miremos

Sobre el uso de la fuerza

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                            I. Ester   a.      Para algunos puede ser incómodo realizar una lectura desde la violencia al libro de Esther. Libro donde no se menciona, por cierto, el nombre de Dios. Es una historia ubicada en el exilio. En el trono de Persia está Asuero, quien destituye a su consorte Vasti por desobedecerle y por temor a que el resto de mujeres la imiten. b.     Un poco de relectura. El rey elije a Ester, una judía, de entre del grupo de concubinas y la convierte en reina. Ella es pariente de Mardoqueo un hombre de la corte que rivaliza con Amán, el favorito del rey. Amán para liberarse de Mardoqueo urde un plan genocida contra los judíos y lo publica en un edicto del rey. Mardoqueo pide a Ester su colaboración para convencer a Asuero de que revoque el edicto, pero a la vez conspira contra Amán. Ester utiliza las “armas femeninas” para seducir al rey y volverlo contra Amán. El plan funciona: Amán es ejecutado y los judíos son salvados. c.      Ester es recorda

El amor, con amor se paga

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                            Pensando en voz alta El perdón es todo lo contrario al deseo de vengarse de aquellos que nos han roto el corazón alguna vez. Así que cuando abrimos nuestros labios o escribimos: yo te perdono, en realidad estamos renunciando a hacer uso del castigo. Estamos expulsando el demonio de la venganza de nuestros corazones.   Estamos siendo espiritualmente creativos. Estamos ofreciendo libertad a la otra persona para que sea diferente al ofensor que conocimos. Pero el perdón requiere de la gracia. Y no todos los días estamos dispuestos a hacer uso de ella. Los discípulos sabemos que una cosa es hablar del perdón como principio de la ética cristiana y otra cosa muy diferente es ejercerlo. Sobre lo primero nos sabemos la lección a rajatabla. Pero sobre en lo segundo erramos escandalosamente. Por esto, los discípulos siempre vamos con preguntas a Jesús. Y es que deseamos comportarnos con justicia en un mundo que no es justo. Con gracia, en una cultura que no hace u

¿Qué podré sostener entre mis manos?

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                          Pensando en voz alta ¿Qué será lo único que podré sostener entre mis manos al final del camino? Esta pregunta me ha despertado al nuevo día. Algunos de nosotros hemos escuchado ya esa voz que nos dijo un día: ¡ Eres mi hijo amado!¡Eres mi hija amada! Algunos de nosotros sabemos que hemos sido llamados por nuestros nombres . Pero muchas veces, no sabemos a qué hemos sido llamados.   Definitivamente, los discípulos son llamados para reaprender, pero también lo son para servir. Lo primero se nos torna cuesta arriba pues la cultura en que vivimos nos ha domesticado y ha dejado sus enseñanzas marcadas con fuego sobre nuestra piel. Lo segundo nos resulta muchas veces como una ofensa, y es que en realidad no aspiramos a ser siervos de nadie. Y es que asumir lo segundo nos cuesta mucho, pues es una especie de empujón para abandonar nuestras comodidades cotidianas, nuestros roles aprendidos, nuestras opiniones esgrimidas y que están basadas en las tradiciones. Pe