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Mostrando entradas de abril, 2021

Entre la violencia y la no violencia

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                                      I. David, como personaje tipo.   a.      ¿Qué es un personaje tipo en las Escrituras? Un personaje tipo es un modelo humano que reúne un conjunto de rasgos físicos, psicológicos y morales prefijados y reconocidos por los lectores o el público en general como peculiares de una función o papel ya conformado por la tradición. Los personajes tipo son instantáneamente reconocibles por los miembros de una cultura dada, de tal forma que el lector de un texto pueda identificarse con él. Un personaje tipo es alguien que se abre al futuro. Que inaugura una promesa. Por ejemplo, Adán, prototipo del ser humano, Caín y Abel, son la representación del incrédulo y del creyente, Agar, es el tipo de mujer libre, etc. b.     Veamos de cerca hoy a David. Durante mucho tiempo fue considerado como modelo de hombre equilibrado frente a los impulsos de la violencia. Pero en realidad David es un hombre ambiguo, lleno de matices. Un hombre que no llegó a conocer el

Escuchar con los dos oídos

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                         Pensando en voz alta Los hombres y las mujeres de mi ciudad están abarrotados de inquietudes. Los discípulos también las albergan. Para los discípulos la búsqueda de respuestas puede convertirse en una labor agotadora. Repetitiva. Improductiva. Irán de aquí para allá y de allá para acá buscando lo que siempre han tenido delante de sus ojos, pero que no son capaces de ver. Pero los discípulos, como los hombres y las mujeres de mi ciudad, insistirán una y otra vez.   Y cuando no encuentran una respuesta que les agrade harán uso de la imaginación, de los recuerdos, de lo que si conocen para llenar el hueco que las dudas han dejado en ellos. ¡Cómo si los huecos del alma se pudieran llenar con las cosas de este mundo! Los discípulos atesoramos algunas dudas sobre Jesús y por eso estamos a la búsqueda y captura de una respuesta racional que nos   tranquilice el intelecto. Que nos aquiete el alma. Y se nos olvida que   en los encuentros con Jesús lo primero que se

Sin tapujos

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                        En el corazón de las Escrituras encontramos el planteamiento de que somos los hijos e hijas del Sr. Dios. Y una de nuestras tareas cotidianas es no olvidarlo y proclamarlo a los cuatro vientos.   Pero también se hace necesario hacerlo práctico. Pero esto último muchas veces no nos resulta fácil. De hecho, la mayoría de nosotros erramos cuando intentamos decir   quienes somos. La mayoría de las veces comenzamos diciendo lo que no somos. Si yo quisiera explicarles cómo ha sido mi vida, en esta mañana de domingo, me auxiliaría de una grafica. Allí estaría el punto en que nací, los altibajos que he experimentado en la vida y en algún punto del futuro estará ese momento en que deje de respirar. Así que ahora estoy en ese espacio donde mi vida está en las manos del Sr. Dios. Y es que en realidad no sé cuantos años más viviré. Este tipo de gráfico también lo pueden hacer Uds. Y explicarles a vuestros familiares o amigos dónde están. Y hasta quizás puedan decirles a d

Los sonidos de la guerra

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                                                                   I. No todo lo que Dios permite es de acuerdo a su deseo. a. El hecho de que Dios permitiera a su pueblo ir a la guerra no significa que la guerra era su deseo. Por ejemplo, analicemos lo que Jesús dijo acerca del divorcio. Cuando Jesucristo defendió la santidad del matrimonio dijo: lo que Dios juntó, no lo separe el hombre y los fariseos le preguntaron: ¿Por qué, pues, mandó Moisés darle carta de divorcio, y repudiarla?. Él respondió: por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; mas al principio no fue así (Mateo 19:6-8). b. Lo mismo sucede con la guerra. Dios permitió que los israelitas pelearan muchas de estas guerras debido a su falta de fe y a la dureza de su corazón. Pero, desde un principio, Dios había dispuesto pelear las batallas del pueblo de Israel. II. La guerra utópica. a.       Leer 2 Crónicas 20: 1-30. Estamos en la mitad del s. IX a. C. En Judá reina Josafat. Ve

Un culto para todos. Sección 2

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                        Apuntes del Seminario Un culto para todos-Todos al culto                                                            Realizado por la Iglesia Protestante Unida de Francia (IPUdF) Sección 2 Moderador: En Suiza se hacen la interesante pregunta  ¿Por qué no vienen todos al culto? y no saben si esto es algo habitual también en Francia. Pero es también nuestra pregunta. A partir de aquí se plantea un gran desafío: transformar los cultos para hacerlos accesibles a todos, y que es uno de los objetivos de este seminario que lleva por título: El culto desde todas sus costuras. Laurence B…, del cantón de Vaud, en Suiza,   ha sido invitada por la IPUdF y nos va a presentar algunos elementos de reflexión a través de las preguntas que algunas personas le han enviado con anterioridad, p. e: ¿Qué es lo que desde el punto de vista teológico constituye un culto normal para todos nosotros, según la Biblia?, ¿Qué es lo que hace que un culto sea algo diferente de cualquier otr

Un vaso de agua fresca en nuestras manos

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                                                       Pensando en voz alta Los hombres y las mujeres estamos llenos de preguntas. Abarrotados de dudas. Repletos de incertidumbres. Colmados de temores. Y por ello nos embarcamos cada día en la búsqueda de cartas credenciales para encontrar respuestas. Para recoger certezas. Para decir en que creemos sin experimentar vergüenzas. Para tener un grano, tan sólo un grano de valor, y afrontar la vida que nos ha tocado vivir. Si, necesitamos saber quienes somos para poder cruzar el valle de sombras que a veces aparece en nuestro camino. Pero lo que poseemos no dice todo lo que nosotros somos. No, no está nuestra identidad en lo que atesoramos. Tampoco somos lo que los demás dicen de nosotros. Nuestra identidad no está en las palabras de los otros. Y menos aún, somos lo que nosotros decimos de nosotros mismos. Nuestra identidad no esta en las creencias sobre nosotros mismos. Es Jesús quien responde a nuestras preguntas incesantes. A nuestr

Estar en Cristo

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                        Sobre Juan 3: 1-8 Hace muchos años ya, en mi época de estudiante universitaria, en uno de los estudios bíblicos que hacíamos en GBU (Grupos Bíblicos Universitarios), recuerdo haber compartido algo que siempre he procurado tener presente, con mayor o menos éxito, según la etapa de mi vida por la que haya ido pasando. Compartí algo que leí o escuché y que me impactó tremendamente en aquel momento: Dios también tenía cosas que quería contarme, Dios también quería contarnos lo que le preocupa, lo que está viendo que pasa en este mundo, lo que siente, lo que le duele, lo que desea…   Y es que hablar con Dios en nuestras oraciones, el “orar sin cesar” del que nos habla la Palabra, no es sino mantener una relación con Él, compartirnos mutuamente, tener una comunicación bidireccional en la que yo le digo lo que Él es para mí y Él me dice lo que quiere de mí y cuánto me ama. Seguro que, en alguna ocasión, también os han preguntado cómo veis a Dios, con qué aspe