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Mostrando entradas de abril, 2024

La paz es un regalo

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                                  Hay que encender una luz en la oscuridad Buen martes para los que me puedan escuchar. Cada día es una nueva oportunidad, pero muchos de nosotros lo hemos olvidado. La paz es un regalo. Nuestra vida de creyentes está llena de obsequios. Algunos de nosotros los podemos ver. Otros no. Pero los regalos siempre llegan, siempre, y la mayoría de las veces sin previo aviso. No hablo ahora de los regalos de cumpleaños. No, hablo por ejemplo de la paz. La paz es lo opuesto a la guerra. Pero es también otras cosas, es el valor que nos permite vivir entre los demás sin que la sangre llegue al río. Es lo que hace que nuestra existencia sea digna, sea soportable. La paz es un regalo. En nuestra tradición creemos que Jesús nos dejó la paz para poder vivir en este mundo de flores y de serpientes. Sobre todo, cuando hay más serpientes que flores. Y que nada ni nadie nos debería quitar la paz. Nada ni nadie, pero hay algunos días cuando la realidad es más doloro

Versículos de la semana

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Los elegidos

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Una oración que no es propiedad de nadie

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¡Adiós!

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Líbrame

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Se amable

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En sus inicios

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Un generoso bodeguero

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Las Escrituras como condicionamioento cultural

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La oración

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Ni la más importante

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Hay que cruzar

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A nuestras culpas hay que exponerlas al sol

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                                  Hay que encender una luz en la oscuridad Buen martes para los que me puedan escuchar. Cada amanecer es un regalo, pero nosotros lo hemos olvidado. La culpa, tarde o temprano, llega sin pedir permiso. Es un sentimiento que actúa a diferentes niveles y en el que influyen la educación que recibimos en la familia, los estereotipos sociales que habitamos y nuestro propio carácter. No todos vivimos la culpa de igual manera , pero siempre deseamos que anide en otra persona, lejos, no en nosotros. Los discípulos ven a los que viven en los márgenes de la sociedad como acertijos que hay que resolver. Pero Jesús los ve como personas que necesitan ser ayudadas y aliviadas. Alivio es una palabra antigua que ya casi no usamos. Pero sigue siendo una palabra poderosa. Y necesaria. Los discípulos de entonces, y los de ahora también, albergan la sospecha que cuando hay alguien que sufre más allá de lo normal es porque ha cometido un pecado más allá de lo común

Cuando nos preguntan

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Sin pedir permiso

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Dogmas duras de llevar

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Que la harina caiga sobre nosotros

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                                    Hay que encender una luz en la oscuridad Buen martes para los que me puedan escuchar. Cada amanecer es un regalo, pero nosotros lo hemos olvidado. La cultura imperante, donde tú y yo habitamos, siempre nos está preguntando quienes somos. Y una de nuestras luchas cotidianas es la de encontrar la respuesta adecuada. Para muchos hombres y para muchas mujeres, también creyentes, la identidad está enclaustrada en lo que ellos hacen. Pero esta es una definición acotada. Estrecha. Miserable. Esta es una definición antigua. Por eso no es de extrañar que la gente le preguntara a Jesús: ¿Qué señal estás haciendo para que podamos creerte? Y me temo que la gente tiene razón al preguntar, porque a fin de cuentas si van a creer en alguien, entonces ese alguien tendrá que hacer alguna cosa notoria. Algo que reporte un beneficio. Y es que la cultura del rendimiento y del beneficio está entre nosotros. Pero Jesús se resiste a creer en este tipo de identidad