El amor es un camino
Hay que encender una luz en la oscuridad
Una de las primeras cosas que aprendí en el Escuela Dominical fue que el amor por si solo no existe. Que no es un concepto al cual nos podamos aferrar como si fuera una tabla en medio del naufragio. No, el amor en realidad no es algo con lo que uno se tropieza como si fuera una piedra. Y es que el amor necesita de pruebas. De acciones. Y la mayoría de las pruebas de amor están relacionadas con hacer el bien sin esperar nada a cambio. Nada.
Pero ahora, también sé que amar cotidianamente no es un acto fácil ni para ti ni para mí. Y que hay muchos escollos que nos invitan a no amar. Hay muchas heridas que nos recuerdan que hay días que se pasan mal cuando nos atrevemos a decir: ¡yo te quiero! Que hay muchos dolores que coleccionamos para no volver abrir nuestro corazón a nadie más. Entonces como resultado la mayoría de los hombres y las mujeres prefieran atesorarlo como un recuerdo. Arrinconarlo como un mueble. Esconderlo para que no sea dañado.
Asi que mientras los creyentes muchas veces cedemos ante el desamor, Jesús no cede en su insistencia de que nuestro único llamado es amar, es respetar, es ser justos aun en medio de la desesperanza, de la falta de justicia y de los silencios. En realidad las palabras de Jesús son un desafío frecuente. Tan ordinario como la necesidad de tener pan en la mesa para hoy. Y es que el amor es un camino.
Vienen días y habrá momentos en que tú y yo no nos consideraremos capaces de amar como se nos pide en las Escrituras. Y podremos mencionar miles de excusas: porque ya tenemos muchos años, porque estamos cansados, etc. Pero es en esos días y en esos momentos cuando el Espíritu Santo soplará sobre nosotros como un viento. Que caerá como una lluvia. Y nos llenará. Y nos inundará. Y quemará lo viejo. Y vendrá lo nuevo.
Y entonces, sólo entonces, ya no tendremos que usar las lenguas humanas ni las angelicales. Ni sustentarnos con las profecías ni con los milagros, porque tú y yo ya sabremos amar en medio de los sufrimientos. Amar mientras esperamos. Amar mientras soportamos.
Lectura del evangelio de Mateo 5, 43-45
Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.
¿Quién escuchará mis palabras?
Padre: ¿Cuál podría esta ser mi oración de esta mañana? ¿De quién tendré memoria? Inspirado por las palabras de Jesús, traigo a mi recuerdo todas las personas que me amaron y también a las personas que he hicieron daño. Digo sus nombres. Y le pido a Sr. Dios que las bendiga con paz. Y si no puedo decir sus nombres, le pido al Espíritu Santo que me de la valentía que necesito para desearles el bien. En el nombre de Jesús. Amén.
Augusto Gil Milián
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