Hay un infeliz con los bolsillos llenos
















Tallerbíblico                                                                                                                                                           Tema 9                                                                                                                                                       Eclesiastés 6 


I. La cuestión del trabajo. Una introducción.

a. Eclesiastés captura brillantemente el trabajo y la satisfacción, el éxito fugaz y las preguntas sin responder que todos experimentamos en el trabajo. Es uno de los libros favoritos de muchos trabajadores cristianos, y su narrador —el Predicador, como se le llama en la mayoría de traducciones en español— tiene mucho que decir acerca del trabajo.

b. Gran parte de lo que enseña es conciso, práctico e inteligente. Cualquiera que haya trabajado en equipo puede apreciar el valor de una frase como, “Más valen dos que uno solo, pues tienen mejor remuneración por su trabajo”. Ec 4:9. La mayoría de nosotros pasamos gran parte de nuestro tiempo productivo trabajando, y encontramos una afirmación positiva en las palabras del Predicador, “Por tanto yo alabé el placer, porque no hay nada bueno para el hombre bajo el sol sino comer, beber y divertirse, y esto le acompañará en sus afanes en los días de su vida que Dios le haya dado bajo el sol” Ec 8:15


II. La inquietud por los bienes materiales.

a. Sin embargo, la perspectiva del trabajo del Predicador también es profundamente inquietante. “Consideré luego todas las obras que mis manos habían hecho y el trabajo en que me había empeñado, y he aquí, todo era vanidad y correr tras el viento” Ec 2:11. La preponderancia casi abrumadora de las observaciones negativas acerca del trabajo amenaza con agobiar al lector. El Predicador comienza con “vanidad de vanidades” Ec 1:2 y termina con “todo es vanidad” Ec 12:8. Las palabras y las frases que repite más frecuentemente son “vanidad”, “correr tras el viento”, “no descubrir” y “no puede descubrir”. Si no se usa una perspectiva mayor para moderar sus observaciones, Eclesiastés puede ser un libro realmente sombrío.

b. La tarea de encontrarle sentido a Eclesiastés como un todo es difícil. ¿Realmente el libro describe el trabajo como vanidad, o el Predicador filtra las diversas formas vanas de trabajar con el fin de encontrar un conjunto básico de formas significativas? O al contrario, ¿la apreciación general del trabajo como un “correr tras el viento” invalida las diversas máximas y observaciones positivas? La respuesta depende en gran parte de la manera en la que abordamos el libro.

c. Una forma de leer Eclesiastés es tomándolo simplemente como una mezcla de observaciones acerca de la vida, incluyendo el trabajo. Bajo este enfoque, el Predicador es principalmente un observador realista que reporta los altos y bajos que encuentra en la vida. Cada observación se presenta en sí misma como un bocado de sabiduría. Si tomamos un consejo útil a partir de, por ejemplo, “Nada hay mejor para el hombre que comer y beber y decirse que su trabajo es bueno” Ec 2:24, no debemos preocuparnos demasiado por que esté seguido de cerca por la frase, “Esto también es vanidad y correr tras el viento” Ec 2:26

El lector que acepta esta forma de abordar el libro no está solo. La mayoría de los eruditos en la actualidad no reconocen un argumento dominante en Eclesiastés, e incluso aquellos que lo hacen aseguran que “es difícil encontrar un comentarista que esté de acuerdo con otro”.[1] Sin embargo, esta forma de abordar el libro por partes pequeñas no es totalmente satisfactoria. Queremos conocer el mensaje general de Eclesiastés y para descubrirlo, debemos buscar una estructura que una el gran rango de observaciones que viven conjuntamente en el libro.

d. La estructura que propuso Addison Wright en 1968, sigue teniéndose en cuenta hoy en día, la cual divide el libro en unidades de pensamiento. La estructura sigue tres razones:

 i. está basada objetivamente en la repetición de frases clave en el texto de Eclesiastés, y no en interpretaciones subjetivas de contenido;

ii. es aceptada por más eruditos, quienes ciertamente son una mayoría pequeña, que cualquier otra;

iii. trae al plano principal temas relacionados con el trabajo.


III. Una teología del trabajo.

a. Para mostrar un contraste con la vida humana bajo el cielo, el Predicador nos deja ver a Dios en el cielo. Nuestro trabajo es efímero, pero “todo lo que Dios hace será perpetuo” Ec 3:14. Estos vistazos son el comienzo para un entendimiento del carácter de Dios, el cual tal vez nos ayude a ver el sentido de la vida. Observaremos lo que Eclesiastés revela acerca del carácter de Dios con cada aspecto que surge y después los consideraremos juntos hacia el final de libro.

b. En cualquier caso, Eclesiastés contribuye de forma vital a la teología del trabajo por medio de su visión honesta y sin adornos de la realidad laboral. Cualquier persona sensata involucrada en su trabajo, sea seguidora de Cristo o no, se conectará con el libro. Es reconfortante que la honestidad dé lugar a conversaciones profundas acerca del trabajo, más que las pulcras prescripciones para hacer negocios a la manera de Dios que se encuentran tan comúnmente en los círculos cristianos.


IV. Mirando al texto.

a. Si el gozo en nuestro trabajo no llega como un regalo de Dios, entonces no llegará de ninguna manera Ec 6:1-6

Como en la parte de la amistad, el tono del Predicador es relativamente positivo en esta sección. Aun así, el resultado final sigue siendo la frustración, ya que vemos sencillamente que todas las vidas terminan en el sepulcro. La vida que fue sabia no termina de una mejor forma que la vida que se vivió con necedad. Es mejor ver esto sin tapujos, en vez de tratar de vivir en una ilusión de cuento de hadas. “Mejor es lo que ven los ojos que lo que el alma desea” Ec 6:9. Sin embargo, el resultado final de nuestras vidas sigue siendo “vanidad y correr tras el viento” Ec 6:9.

c. Una vida de trabajo equivale a un correr tras el viento, porque los resultados del trabajo no son permanentes en el mundo, como lo reconoce el Predicador. Así que comienza a buscar qué es lo mejor que puede hacer con el tiempo que tiene. Como vimos anteriormente en el libro, este bloque de material se divide en secciones demarcadas por una frase repetida al final de cada análisis. Para frustración de la esperanza del Predicador, esa frase es “no descubra” o su pregunta retórica equivalente, “¿quién lo descubrirá?”
                                                      

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