Cansados de un cristianismo oral
Estudio bíblico
Tema 32
Cansados de un cristianismo oral e intelectual
Mateo 7: 21-27
I. Introducción
La lectura del
evangelio de esta tarde cuenta la parte final del Sermón de la Montaña y nos
recuerda que no basta decir ¡Señor, Señor!,
para ser considerado un cristiano, o decir en la oración unas bonitas palabras
sobre Dios. Jesús le va a pedir a sus seguidores hacer la voluntad del Padre y
comprometerse a ser una revelación de su presencia y amor en el mundo.
Reflexionemos un poco. Somos cristianos, practicamos la fe, celebramos el culto frecuentemente, hacemos oraciones, pero ¿eso es suficiente para vivir el Reino de los Cielos?
Reflexionemos un poco. Somos cristianos, practicamos la fe, celebramos el culto frecuentemente, hacemos oraciones, pero ¿eso es suficiente para vivir el Reino de los Cielos?
La imagen de la
construcción que utiliza Jesús, más adelante, es muy clara: si todo eso no se
apoya en la Palabra de Dios, si no crece a partir de la Palabra que se vive
cada día, todo se desmorona porque es débil y sin sustento.
II. Cuando el
Credo no es suficiente.
Leer vv.21-23
a. Las personas
que se describen aquí han puesto toda su confianza en un credo. Creen que son salvos
por decir alguna cosa sobre Dios o a Jesús. La insistencia de Jesús en fijar
algunos principios metodológicos es clara. Nuestro destino final no será
determinado por lo que seamos capaces de proclamar hoy o mañana, sino en el
condicionante de que pongamos en práctica lo que hemos dicho. Por hacer visible
nuestra ética.
b. No estamos
diciendo que proclamar nuestra fe de manera verbal no sea necesaria como
algunos tienen por costumbre. Decir lo que el Cristo es para nosotros es
indispensable Pablo recomienda a sus lectores confesar con la boca y creer con
el corazón. Pero también sabemos que no
podemos decir que Jesucristo es el Señor sin la ayuda del Espíritu Santo.
c. Espero que
hayan podido percatarse de cómo comienza el v.21. No todo el que me diga….Jesús utiliza aquí un sobrenombre que en la
espiritualidad judía hace referencia a Dios como Padre y Juez. No se trata de
un tratamiento de cortesía. Solo después de su muerte, sus seguidores entienden
estas palabras y comienzan a referirse a él como el Señor. Sin duda es toda una
declaración de fe muy ortodoxa.
d. La
declaración de Jesús como Señor es pública. No es privada o para decir en la
soledad de nuestros aposentos. Y Uds, se preguntarán ¿Qué hay de malo en decirle a Jesús Señor en nuestras oraciones
privadas? En sí mismo no hay nada malo, pero a la vez corre el peligro de
convertirse en una perorata sin verdad. En no hacerse real.
e. Pero toda
relación implica la inmersión de dos partes. No solo los hombres y las mujeres
creyentes pueden hablar, también Jesús
lo hará. El v.23 dice que él confesará en público sobre nosotros. Y sus
palabras son terribles. Nadie quiere que estas palabras sean referentes a sí
mismo. La cuestión es que hay hombres y mujeres que usan el nombre del Señor
con mucha libertad y desatino y para Jesús son unos verdaderos desconocidos.
f.¿Dónde está el
problema? ¿Por qué este rechazo de Jesús a ciertas personas? Mi sospecha es que
estas personas que aquí se nombran han hecho una declaración verbal, pero no
moral. Estaba en sus labios, pero no en su vida. Para ellos Jesús era Señor,
pero en realidad nunca le obedecieron. La diferencia que marca una diferenta es
entre lo que decimos y lo que hacemos. Y la crítica es contra los que dicen que
hacen milagros y actos de profecía, pero en realidad hacen el mal. Son
hacedores de maldad..
g. El
cristianismo como lo entendemos los reformados exige una profesión de fe
privada y una confesión de fe pública,
ya sea mediante el bautismo o la confirmación, Así que a modo de conclusión podemos
decir que podremos declamar el Credo de los apóstoles, podemos cantar himnos o
cánticos, podemos ejercer algún ministerio dentro de la iglesia, pero a Dios no
le impresionan estas cosas, él solo espera integridad.
III. El peligro
de tanto intelectualismo. vv.24-27
a) Mientras en
los versículos anteriores la comparación era entre lo que decimos y lo que
hacemos ahora la disyuntiva es otra: entre el oír y al hacer. Hay personas que
oyen una petición y no la cumplen, p. e, no tire basura en la calle. Otras la
oyen y la obedecen.
b) Jesús acabará
recurriendo a una ilustración otra vez. Esta vez se trata de dos constructores.
De uno se nos dice que es prudente y del otro que es un imprudente. El primero
antes de construir la casa hace un hueco profundo hasta encontrar roca y sobre
ella edifica. El segundo no quiere perder tiempo ni tener que trabajar mucho,
así que edifica la casa sobre la arena. Sobre lo superficial. Alguien que no
sepa de construcción quizás no note las diferencias entre ambas casa una vez
estén terminadas. Y es que las diferencias están en los cimientos. Y los
cimientos están enterrados. Sólo cuando llega la tormenta y sopla el viento
recio se puede apreciar la diferencia entre las dos casas. Y es que la primera
casa resistió y la segunda sufre los destrozos.
c) Es muy
difícil identificar a los cristianos entre si. Y fíjense que Jesús no los
compara con los no creyentes. No, aquí la problemática es entre los que se
dicen cristianos. Al menos por lo exterior es muy difícil etiquetarlos. Los
constructores son la metáfora de los cristianos que van a la iglesia, que leen
la Biblia, que cantan el domingo en el servicio matinal, etc. Y la razón por la
que se hace difícil saber su verdadera identidad es que sus cimientos están
ocultos para la mayoría de los mortales.
d) Por tanto lo
que hemos de tener en cuenta no es lo que oyen, o lo que creen, o lo que
confiesan, sino si hacen lo que oyen. Sólo cuando la crisis llega a nuestras
vidas se revelara nuestra verdadera identidad.
e) Nada puede
sustituir la integridad del creyente. Ni las confesiones orales ni el
conocimiento bíblico. Aunque ambos son importantes si no se llevan a la
práctica de la vida cotidiana no son nada. Así que la invitación no es a decir
cosas bonitas, cosas ortodoxas, palabras bíblicas, recordar los textos del
Génesis al Apocalipsis como si fuera nuestro nombre. La invitación es a hacer
lo que escuchamos.
IV. Conclusión.
La Biblia es un
libro peligroso de leer. La iglesia es una comunidad a la que es peligroso unirse. Cuando leemos
la Biblia escuchamos las palabras de Jesús y cuando nos unimos a una comunidad
proclamamos nuestra creencia en él. Esto nos hace miembros de los que a Jesús
les decimos Señor. Por tanto esto coloca sobre nuestros hombros una gran
responsabilidad: hacer que lo que decimos y creemos se haga realidad en
nuestras vidas.
Próximo
encuentro
Viernes
27/09 18h Aula 1
Todo lo que
deseamos bajo el sol:
caminando con el
Eclesiastés.
Tema 1
Ecl. 1: 1-11
Comentarios
Publicar un comentario