Ten cuidado con los creadores de mitos


I.               Introducción.

La mayoría de los estudiosos del SM confiesan que el cuerpo principal de las enseñanzas de Jesús ya han concluido. Y que es a partir del v.13 cuando comienza una conclusión.

Podríamos aceptar esta idea si nos fijamos en la insistencia de Jesús en las elecciones que hacemos. Y si hablamos de elecciones es que hay donde escoger. Comienza diciendo: Entrad por la puerta estrecha….Pero fijémoslo donde está situada esta exhortación; entre dos clases de justicia y dos clases de devociones, entre dos señores y dos ambiciones, entre la cultura reinante o la cultura del Reino de los cielos.

Ahora la elección es entre dos caminos. Uno ancho y otro angosto. Entre dos maestros: uno falso y uno verdadero. Entre dos excusas: las palabras y las obras. Entre dos cimientos: la arena y la roca.

II. Las elecciones de nuestras vidas que no puede evitarse. vv.13-14

Lo que nos da un poco de miedo es lo radical de estas palabras. Su naturaleza absoluta. Generalmente nos gusta poder elegir entre muchas cosas. Pero no entre dos cosas. Y más que poder elegir nos gustaría hacer un conglomerado de las cosas que más nos gustan y tenerlas a nuestra disposición. Por ejemplo, una persona, una familia, una iglesia. Pero esto es romanticismo. La vida real esta llena de elecciones diarias. Y a Jesús parece que proponernos una vida cómoda no está dentro de sus planes. Veamos las cuatro referencias.

a) Los dos caminos: Veamos la elección del camino entre dos. Esto no es nuevo. Ya en el AT está esta vocación. Recordemos lo que dice el Salmo I cuando habla del camino del justo y del amino del injusto. Todos sabemos lo que es un camino ancho. Es un camino fácil. Ir a la Plaza del pilar es un camino ancho. O sea, es un camino fácil de hacer. Hay mucho espacio. Lo hace el que quiera. Utiliza el medio de transporte que desea o lo hace caminando. No requiere de mucho esfuerzo.

El camino angosto es todo lo contrario. No es fácil. Es como subir a la Peña de Oroel, en Jaca. No está bien señalizado, es una pendiente, hay espinos. No nos encontraremos muchos compañeros para el camino por sus dificultades. No podemos subirlo en coche. Solo hay una estrecha senda por donde han de andar nuestros pies. Requiere mucho esfuerzo y tiempo. Nos cansaremos. Nos rendiremos.

b) Las dos puertas: Hay una puerta ancha. Asequible. Se puede ver a simple vista. Fácil de cruzar. No necesitamos dejar nada atrás para pasarla. No exige ninguna renuncia. La otra puerta es estrecha. Incomoda. Para encontrarla hay que perder tiempo. No podemos pasarla con ninguna carga a nuestras espaldas. Es pequeña y hay que inclinarse para traspasarla. Es como la puerta de un peaje, solo podemos pasarla de uno en uno.

c) Los dos destinos: Los que hemos leido el Salmo 1. Recordaremos que unos prosperaran y otros perecerán. Jesús ha estado leyendo los escritos atribuidos a Moisés. Así que pone en su boca sus palabras. Delante de nosotros está la vida y la muerte, nosotros escogemos.

d) Hay dos grupos de personas: Los muchos, los que entran por el camino fácil, los que atraviesan la puerta ancha, los que perecerán y los pocos, los que eligen el camino estrecho, los que cruzan la puerta angosta y eligen prosperar. No creo que sobre las palabras muchos y pocos podamos hacer algún tipo de especulación teológica. Una iglesia grande no es garantía de nada. Una pequeña tampoco lo es. Reconciliar estos conceptos tan humanos con la misericordia y gracia de Dios a veces se nos hace muy difícil a los cristianos.

Tendremos que elegir nosotros mismos.

III. El peligro de los falsos profetas o creadores de mitos. vv. 15-20

a)    Si hay que guardarse de los falsos maestros la lógica nos dice que los hay. No tiene sentido poner en la puerta de tu casa un cártel que diga cuidado con el perro, si no tienes perro. Así que hemos de tomar esta advertencia como señal de su existencia. En el AT los podemos encontrar. Y todo nos indica, por las lecturas de los evangelios que Jesús considera a los fariseos y saduceos bajo esta misma luz. Incluso les llama: ciegos que conducen a otros ciegos. La palabra griega que se utiliza para nombrarlos es pseudo, y sabemos que esto significa falso. El cristianismo está lleno de ellos. La historia de la iglesia es una constante controversia con ellos. Pero es un problema que sigue candente en la iglesia de hoy.
Pero en esta advertencia hay otro supuesto: hay algo que nos indica como podemos distinguir a un falso maestro. Porque de no existir alguna normativa el concepto de falso no tendría significado. En el AT un profeta es alguien que se mueve por inspiración divina y un falso profeta decía tener la misma inspiración pero en realidad enseñaba mentiras.
 
b)    La advertencia. Tales maestros o profetas son peligrosos. Son como lobos cerca de un rebaño. En la Palestina de Jesús los lobos eran los enemigos naturales de las ovejas. Frente a ellos las ovejas estaban indefensas. Quizás ahora podamos entender la importancia de los pastores.

c)    Las pruebas: Jesús cambia de metáfora. Deja de hablar de ovejas y lobos y comienza a hablar sobre los árboles y los frutos. Quizás podamos confundirnos a la hora de decir si lo que tenemos delante es una oveja o un lobo, pero sin duda no podemos cometer el mismo error con los árboles. Ningún árbol puede esconder por mucho tiempo su identidad. Tarde o temprano se traicionará a si mismo. Cuando de sus frutos.


La primera manera de identificar a un falso maestro es en la esfera de su carácter y conducta. Si la mansedumbre, la bondad, el amor, la paciencia, la bondad, la benignidad y el dominio propio no están presentes entonces estamos en condiciones de decir algo al respecto sobre tal maestro, sobre tal persona, sobre tal cristiano.

Sabemos que los frutos tardan en aparecer en el árbol.  Así que en medio de la cultura de la inmediatez en que vivimos hay una invitación a tener paciencia, a esperar, a huir de las valoraciones superficiales.

Próximo encuentro
Tema 32
Cansados de un cristianismo verbal e intelectual
Mateo 7: 21-27

Comentarios

Entradas populares de este blog

Pocas cosas cura el silencio

Una corta oración

María, madre de Jesucristo, como testigo del amor. Una perspectiva protestante en el diálogo ecuménico