Todo es gracia

Esta semana un comentarista de la radio me preguntaba durante la tertulia de la tarde porque celebrábamos la Reforma protestante y si era consciente de que la mayoría de cristianos de España no lo hacían.

Mi respuesta fue la siguiente: Reconozco que hay muchos cristianos en este país que dudan celebrar la Reforma Protestante. Unos señalan las divisiones, las guerras, y las fragmentaciones que surgieron en el cristianismo a partir de 1517. Y sí, eso es lamentable. En cada evento humano siempre está el factor del pecado. Sin embargo, mantengo el criterio que la Reforma Protestante ha sido el avivamiento más grande de la historia de la iglesia después del Pentecostés. Así que si eres cristiano, creo que harías bien en celebrar la Reforma, ¡por lo menos en el corazón!

Querida familia: Tengo tres razones para celebrar la Reforma hoy

Celebrelo la Reforma porque puedo leer las Escrituras en castellano

Celebro la Reforma porque puedo disfrutar de la predicación expositiva

Celebrar la Reforma porque me anima escuchar que la justificación en por la gracia de Dios y no por mis obras

Tengo la impresión de que hablar sobre gracia es hablar en un idioma diferente al que se habla en el valle del Ebro. Y es que nos han puesto tantas reglas, tantas prohibiciones, tantos obstáculos para llegar a la casa del Padre, que pareciera que la gracia de Dios no es suficiente  para recibir el perdón y la salvación. Y no nos extrañe que muchos sigan viviendo bajo la dictadura de los mandamientos humanos que no son de Dios.
Si Dios ha tenido paciencia con todos nosotros, ¿por qué deseamos con todas nuestras fuerzas que los demás vivan la fe como nosotros la vivimos? ¿De dónde nos viene ese frenesí? ¿De Sr. Dios? Me temo que no.
    
Tenemos una gran responsabilidad hoy, aquí y delante de toda la ciudad, delante de nuestros amigos, de nuestros familiares. Si hemos creído en aquél que se levantó de la muerte, podemos hacernos algunas preguntas en este momento.

Quiero hacer tres afirmaciones esta mañana. La primera esta relacionada con la libertad, la segunda con la madurez y la tercera con el cambio.

Primeramente, el vivir bajo la gracia, es sobre toda las cosas, vivir sin miedo. Con libertad. Todo lo que se hace por amor y no por temor al castigo, es vivir bajo la gracia. ¿Es así nuestra vida?

En segundo lugar, ¿Eres tu una persona madura? Comprender la gracia es un paso enorme hacia la madurez espiritual, es entender que la gracia de Dios no la puedes comprar, no hay medios de ganarla, ni forma de recibirla si no hemos creído primero que Jesús es el Señor y el Salvador

Y por último, la gracia esconde un potencial de transformación. Si, no somos los mismos que hace años, tenemos que darnos permiso para cambiar aquellos aspectos de nuestro carácter que dice que no tenemos un corazón de carne sino de piedra, tenemos que darnos permiso para abandonar nuestros prejuicios, tenemos que darnos permiso para demostrar cariño auque ya tengamos más de cincuenta años. 

Así que no me digan que las cosas siempre se han hecho así. La gracia nos cambia por dentro y se nota por fuera. Hoy Uds. me preguntaran: ¿De donde viene mi certeza? Y yo les tendré que decir: del Espíritu Santo.

No me pidáis en esta mañana que viva sin gracia, porque no puedo. No me preguntéis ¿Dónde está la gracia de Dios?  Querida familia: Todo es gracia.

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