En la debilidad y en el desprecio
Pensando en voz alta sobre Lucas 8: 43-48
Esta es una de las curaciones más conocidas en el NT. Pero veamos la enfermedad en su contexto. La mujer sufre en varios sentidos:
Esta es una de las curaciones más conocidas en el NT. Pero veamos la enfermedad en su contexto. La mujer sufre en varios sentidos:
a. La mujer sufre su propia dolencia por 12
años
b. La mujer se ha empobrecido. Las
enfermedades nos pueden empobrecer
c. La mujer sufre emocionalmente
Sin duda la enfermedad de esta mujer perjudica sus
relaciones, pero no le impide tomar decisiones. Y es aquí donde me gustaría que
fijaran su atención en esta mañana. Los problemas y las crisis que llegan a
nuestra vida nos pueden marginar y empobrecernos; pero no impiden que tomemos
iniciativas aun en medio de las personas con las que vivimos.
Hay preguntas que el texto no nos responderá pero que
algunos de nosotros nos hacemos: ¿Tenía familia? ¿Vivía sola? ¿Quién la
cuidaba? Pero la pregunta que nos deberíamos hacernos es más importante aún:
¿Cómo esta mujer puede buscar la curación y cómo la experimento?
Generalmente nos han enseñado a leer estas historias
como milagros de Jesús, como acciones que él realiza por su propia iniciativa y
donde muestra su poder divino. Y esto sin duda alguna no deja de ser verdad,
pero la verdad en que todos vivimos es
más amplia y compleja.
La mujer que está enferma de manera consciente se
lanza entre la multitud que rodea a Jesús para tocar su manto. Ella cree que
con tocar el manto o a Jesús es suficiente para curarse. Esta era una creencia
generalizada en el s.I. Pero toda curación requiere de una búsqueda y
encontrarse con obstáculos, así como dejarse buscar y dejarse tocar.
Los que hemos estado enfermos ahora podemos recordar
con gratitud las veces que la familia o los amigos nos tocaron y las veces que
ellos se han dejado tocar por nosotros. Esto es importante. Tan importante que lo
primero que precisa un bebé recién nacido es el toque humano. El ser acogido.
Abrazado. Cuando alguien nos trata así entonces podemos dejar de llorar. Nos
sentimos protegidos.
Para Lucas la cuestión de que alguien haya tocado a
Jesús es importante, porque inmediatamente describe la discusión que hay entre
los discípulos y Jesús. Vean el v.45.
Jesús sabe que una fuerza ha salido de él. El no ha visto nada, pero lo
ha sentido. Sabe que algo bueno ha ocurrido para alguien.
Los discípulos creen que Jesús es un ingenuo. Hay
mucha gente por todas partes. V.46. Están apretados. Pero los discípulos no
entiendes una vez más. Creen que Jesús busca un culpable. Hablan de otra cosa.
Pero Jesús sabe que una persona ha experimentado su poder de sanidad y quiere
que lo asuma públicamente. Que sea el centro. Jesús no está enojado porque le
hayan tocado. Jesús está curioso. Cree que hay que hacer pública este tipo de
fe.
Pero la mujer, que sufría y que tomó una decisión,
tiene miedo. v.48. Como veréis el miedo siempre nos acompaña. Siempre tememos
la reacción de los demás, las palabras de los demás, la opinión de los demás.
Algunos de nosotros somos esclavos de qué dirán y vamos por la vida con pie de
plomo, midiendo nuestras palabras, usando máscaras, escondiendo nuestra fe.
Podemos experimentar la fe y el miedo. La duda y la
certeza. Pero nuestro Señor lo que busca es la fe, la certeza. Nosotros somos
los que nos contentamos con el miedo y la duda. Jesús quiere que la fe de esta
mujer salga a la luz. Que se pueda hablar de su valentía, de su coraje. Porque
esa fe es la que nos sana. La que nos inspira. La que nos salva.
Cuando la fe se hace pública, como hemos visto en el
texto de Lucas, entonces la marginación y la exclusión son superadas. Entonces podemos vivir otro
tipo de vida. Una vida donde hay espacio para la curación, para la búsqueda de
la dignidad humana y la construcción de una nueva personalidad.
Querida iglesia: La fe que nos salva no sólo nos cura
por dentro y por fuera sino que nos ofrece una vida junto a Dios. Y claro que
queremos vivir esta fe. Pero para ello necesitamos tener un corazón. Un corazón
que salga al encuentro de Jesús.
Amén ///
Comentarios
Publicar un comentario