El camino que se hace estrecho
Pensando en voz alta
Hay
una verdad que nos rodea hoy: todos hacemos un camino. Y durante el camino nos
encontraremos con personas que nos ofrecen hospitalidad y otros que nos rechazarán.
Algunos serán de la familia. Otros no. Algunos declararán el mismo credo que
nosotros. Otros no tendrán credos. Entonces la cuestión será a quien vamos a
dedicarle tiempo. Y es que delante de nosotros están los que reflexionan ante
el dolor; pero también se encuentran los que quieren olvidar. Los que desean
anestesiar sus propios dolores. ¿A quién acompañaremos durante el viaje?
Nos
gustan que nos traten con respeto, por ello debemos ser respetuosos con los
demás. Ser respetuoso no es solo mostrar consideración hacia el otro, es a
veces, ponerse en los zapatos de los demás.
Pero esta es una labor desagradable. Cuando alguien nos trata con respeto nos
está diciendo entre otras cosas que somos importantes para él. Que nos tiene en
su memoria. Que sabe nuestro nombre. Y que da gracias al Sr. Dios por nuestra
compañía.
Jesús
le pide a los discípulos cosas constantemente. Pero casi siempre siguen el
mismo tema: traten a los demás como les gustaría ser tratados a Uds. Es una
petición desafiante para nosotros porque parece simple, pero no lo es. Es
razonable, pero nos cuesta. Algunos le ven tintes moralistas, pero tiene que
ver con el amor. Con un tipo de amor no cotidiano, pero activo y comprometido.
Jesús
sospecha que a los discípulos les resultará más fácil ir a la deriva. Por eso
les invita a tomar las riendas de sus vidas. A elegir con cuidado. A poner las
manos sobre el timón. A escoger el
camino que se hace estrecho a medida que pasan los días.
Cualquiera
pensaría que Jesús está hablando de los otros. De los que están fuera del
salero. Pero no. Jesús está hablando de nosotros: los discípulos. Y los discípulos
somos los que cada mañana cuando sale el sol sobre los Pinares de Venecia
estamos dispuestos a aprender.
Lectura del evangelio de Mateo 7: 6, 12-14
Entren por la puerta angosta, porque ancha es la puerta y espacioso el camino que conduce a la ruina, y son muchos los que pasan por él. Pero ¡qué angosta es la puerta y qué escabroso el camino que conduce a la salvación! y qué pocos son los que lo encuentran.
Oración
Sr. Dios:
Estamos aquí,
intentando escuchar con nuestros dos oídos,
intentando escuchar al mundo
y escuchar a tu Espíritu Santo,
intentando ofrecer lo mejor de nosotros en este día que
comienza,
intentando elegir sin causar dolor a los demás ni a nosotros
mismos.
Sé tú nuestra nube mientras brilla el sol.
sé tú nuestra estrella en media de la noche.
Señor,
estamos a la puerta y te llamamos.
¿Nos puedes escuchar?
En Jesús, nosotros esperamos.
Amén
Comentarios
Publicar un comentario