Las preguntas de los discípulos


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Pensando en voz alta

¿Por qué las personas que amo se enferman? ¿Por qué a veces la tristeza llama a la puerta del corazón y entra sin pedir permiso?  ¿Por qué a medida que cumplimos años nos cuesta salir de nuestra zona de seguridad? ¿Por qué nos aferramos al miedo con tanta facilidad? ¿Por qué lloramos cuando la muerte toca nuestra alma y nos deja solos?

Estas son preguntas primordiales que nos seguimos haciendo. Preguntas que los hombres y las mujeres de fe intentan responder cada día. Y es que cada día, cuando sale sol, nos enfrentamos a una aventura nueva. A otras expectativas. A un mundo cambiante. Algunas veces encontramos respuestas. Otras no. Pero seguimos esperando y mirando al cielo. Pero estás son preguntas que se hacen los discípulos. No son las preguntas de Jesús.

Los discípulos pasamos mucho tiempo emitiendo juicios para tratar de esconder nuestras faltas. O colocando etiquetas a otros. Etiquetas que disimulen nuestras carencias y temores. Pero no hemos sido llamados a juzgar. Hemos sido llamados a sembrar. Cuando hacemos lo que no nos corresponde estamos perdiendo un tiempo precioso para saber más de nosotros mismos y modular nuestro corazón y nuestra mente.

Las preguntas que hace Jesús a los discípulos van por otros derroteros. ¿Por qué te aferras al pasado como si fuera un ancla? ¿Estás mirando las señales del Sr. Dios que hay en tu presente?¿Estás preparado para enfrentar el futuro desde la conversión? Para Jesús lo mejor siempre es lo que está por llegar. Lo que se ve en el horizonte. Pero para verlo se demanda fe.

Lectura del evangelio de Juan 1: 47-51

Al ver Jesús que Natanael venía a su encuentro, comentó: Ahí tenéis a un verdadero israelita en quien no cabe falsedad. Natanael le preguntó: ¿De qué me conoces? Jesús respondió: Antes que Felipe te llamara, ya te había visto yo cuando estabas debajo de la higuera. Natanael exclamó: Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el rey de Israel. Jesús le dijo: ¿Te basta para creer el haberte dicho que te vi debajo de la higuera? ¡Cosas mucho más grandes has de ver! Y añadió: Os aseguro que veréis cómo se abren los cielos y los ángeles de Dios suben y bajan sobre el Hijo del hombre.

Oración

Señor de la vida:

Hoy quiero comenzar el día escuchando tus Palabras y meditando en ellas. Permíteme que este en silencio por un momento.                                                                                                                            Confío  en que se haga tu voluntad  y no se imponga el poder de los hombres y las mujeres en nuestro mundo. Señor, tu nos llama por nuestros nombres. Aquí estoy. Hablemos con el corazón en la mano. En Jesús confiamos. Amén

 

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