Cuando el yugo no es fácil de llevar ni es ligero


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Apuntes para el tema 7 Mateo 11:28-30

1. No hay madurez espiritual sin una madurez emocional. Esto es lo que nos han demostrado las Escrituras tras indagar en algunos personajes bíblicos estos últimos domingos. Así que la recomendación es que hemos de buscar un equilibrio entre lo que sentimos y lo que confesamos. Y hasta hoy hemos hablado de dos recomendaciones. La primera era hacer uso de la lentitud en nuestras vidas y la segunda es una invitación a utilizar el amor como si fuera un ancla. Hoy me gustaría reflexionar sobre una tercera opción: el liberarnos de las ilusiones.

2. ¿Qué son las ilusiones? El diccionario  dela RAE nos ofrece dos acepciones de la palabra muy interesantes. Primeramente es un concepto, imagen o representación sin verdadera realidad, sugeridos por la imaginación o causados por engaño de los sentidos. P. e, cuando vamos por la autovía al mediodía y miramos al horizonte y parece que la carretera está mojada. Y seguidamente nos dice que una ilusión es también una esperanza cuyo cumplimiento parece especialmente atractivo. Aquí podríamos citar como ejemplo la frase: todos somos normales hasta que nos conocen.

3. Vivimos en un mundo lleno de ilusiones y de apariencias. Nos hemos convencido a nosotros mismos que no podemos vivir sin ciertas ideas terrenales, sin algunas costumbres impuestas, sin obtener algunas cosas a cambio del trabajo, sin acumular relaciones que no nos llevan a ningún sitio. Entre nosotros existe la costumbre de  apegarmos a las cosas que no tienen alma. Y hasta llegamos a creernos que algunas cosas menores que el Sr. Dios pueden llenarnos, hacernos felices y hasta mejores personas. Algunos entre nosotros llegan a pensar: si logro esta meta seré alguien triunfador, si consigo que tal persona me quiera seré feliz, si repito las ideas de tal partido político dormiré tranquilo.

4.Pero un día, sin previo aviso, descubrimos que ni la acumulación de cosas, ni las muchas relaciones sociales, ni los discursos políticos o religiosos nos han hecho mejores ciudadanos ni nos han propiciado la felicidad que nos habían prometido.

5. Sólo cuando nuestras emociones y nuestra espiritualidad están equilibradas podemos tener una perspectiva realista de que nuestras ilusiones pueden ser limitantes. Muy limitantes y que nos han hecho vivir una vida alejada de los propósitos del Sr. Dios para nosotros.

6. En esta mañana hay una invitación que Jesús hace a los que le están escuchando. ¿Y qué dices Jesús? ¡Vengan a mí los que están cansados y preocupados, porque yo les daré descanso! Esta invitación va directo a nuestro corazón y a nuestra mente. ¿Descanso, dice Jesús? Pero si voy de una preocupación a otra. De un estado de sobresalto a otro. Si me cuesta dormir. Si reflexionamos y miramos como ha sido nuestra vida tendremos que aceptar la idea que la mayoría de las veces hemos asumido que el Sr. Dios es un perfeccionista, alguien que está esperando que no nos equivoquemos nunca, y que nos ha puesto el listón muy alto. ¿Entonces qué esta diciendo Jesús realmente aqui? ¿Qué lo que yo he estado viviendo y creyendo sobre El?

7. Durante muchos años hemos estado proyectando en el Dios de las Escrituras las ilusiones que aprendimos a almacenar de nuestros padres terrenales. No sólo hemos heredado algunos rasgos físicos de la familia o algo de dinero, sino que vivimos con otras herencias más sutiles: maneras de responder ante una acción, actitudes aprendidas, formas de vestir, ideas sobre la fe, ideas sobre la política, etc, etc.

8. ¿A qué descanso nos llama Jesús? Descansar significa refrescar o dejar de trabajar.  Pero Jesús no nos está diciendo aquí que dejemos de trabajar como a algunos les gustaría interpretar. Entonces, ¿de qué descanso nos está hablando Jesús? Sospecho que nos llama a un descanso del cuerpo, a un descanso de la mente, a un descanso del alma. A refrescarnos. A cesar en nuestras labores. ¿Y si lo que nos propone Jesús fuera el poder quemar todo lo que hemos recibido y que resulta falso o que no nos sirve `para vivir el aquí y el ahora? ¿Y si tuviésemos que deshacernos de los rituales que nos mantienen esclavizados a una vida que no es nuestra? ¿Y sí  somos llamados a abandonar los sentimientos que nos subyugan como si fuéramos una rama movida por el viento de las circunstancias?

9. La cultura imperante nos dice que podemos vivir de ilusiones. Las tradiciones nos dicen que no salgamos de nuestra comodidad  espiritual. Nuestra vieja naturaleza nos musita al oído: tú eres así y no puedes cambiar. Pero no hemos llegado hasta aquí para escuchar a la cultura contemporánea. No nos levantamos en esta mañana de la cama para oír que está vida es así y no se puede cambiar. No hacemos oraciones al Padre para seguir sintiéndonos infelices y víctimas. 

10. Estamos aquí porque creemos en nuestros corazones que Jesús es el comienzo, el intermedio y el final de nuestra existencia. Y si pretendemos parecernos a alguien ese alguien tiene un nombre: Jesús. Porque vivir de ilusiones es morir de desengaños y no queremos morir aun. No aquí. No ahora.

 

Augusto G. Milián

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