Nadie nace cristiano


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Pensando en voz alta

Antes que se acabe el año podemos darnos permiso para recordar quienes somos. Y es que algunas cosas las aprendimos en el jardín de infantes. Otras las hemos aprendido ya de mayores. Mientras estemos respirando estamos en condiciones de aprender. Un discípulo es alguien que siempre está dispuesto a aprender. Algunos lo recuerdan cada día. Otros lo han olvidado hace tiempo.

Los discípulos sabían que eran judíos porque su madre lo era. Es así de sencillo y sin muchas complicaciones. Pero los discípulos albergan algunas incertidumbres cuando se trata de autodenominarse cristiano. Nadie es cristiano porque su madre lo sea. Se necesita hacer una confesión de que Jesús es el Señor y el Salvador, como lo hicieron los primeros cristianos y ser bautizados. Y es que nadie nace cristiano. Nadie. Se necesita hacer un viaje. Un discipulado.

Jesús les habla a los discípulos y no espera que estos alberguen una serie de normas para vivir mejor. La cuestión es ser distinto. Las palabras de Jesús hacen un invitación constante para que reconozcamos al Sr. Dios como Padre y formemos parte de una familia donde los lazos de sangre quedan diluidos por los lazos que ofrece el Espíritu Santo.

Los discípulos creen que ser cristiano implica algunos cambios superficiales y colocar una ligera capa de barniz sobre la piel para poder aparentar, pero Jesús les recuerda una y otra vez que no basta con oír la Palabra del Sr. Dios sino que hay que cumplirla. Cumplirla contra toda desesperanza. Contra todo miedo. Contra toda frialdad.

Con los años, los discípulos hemos aprendido a decir que Jesús es la Palabra de Dios que vino a salvar al mundo. A salvarnos a ti y a mí.

Lectura del evangelio de Lucas 8: 19-21

En aquel tiempo, vinieron a ver a Jesús su madre y sus hermano, pero con el gentío no lograban llegar hasta él. Entonces lo avisaron: Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte.
Él les contestó: Mi madre y mis hermanos son éstos: los que escuchan la palabra de Dios y la ponen por obra.

Oración

Eterno Dios:

En esta mañana que comienza queremos escuchar y hacer. Escuchar para saber hacia donde caminar y hacer para que el frío no nos entumezca el alma. Escuchar para aprender a vivir en este mundo de flores y de serpientes. Y hacer para parecernos a Jesús que salía al encuentro de los que estaban lejos, de los que tenían hambre, de los que estaban a oscuras.

En Jesús nosotros creemos. Amén /// 

Augusto G. Milián

 

 

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