Llámame por mi nombre


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Pensando en voz alta

Si tú preguntas qué es ser cristiano la gente te hablará con un sin fin de respuestas. Y es que la fe cristiana puede tener muchas significados para cada uno de nosotros, pero tiene una connotación que está por encima de todas las cosas que pensemos: la fe cristiana es seguir a Jesús. Y es que sin seguimiento no hay discipulado.

Los discípulos se sorprenden cuando Jesús sale a su encuentro y les llama por su nombre. Y rompe con la rutina de sus vidas. Como si les conociera de siempre. Los discípulos no están acostumbrados a este tipo de llamamiento. Un rabino así les causa estupor y hasta un poco de miedo. Lo tradicional, lo normal, lo de toda la vida, es que sean los discípulos quienes puedan elegir al maestro con que vivirán y a quien seguirán por los caminos. Pero Jesús no es un maestro muy tradicional que digamos. Digámoslo claro. El ha optado por dejarse llevar por el Espíritu del Sr. Dios.

Los discípulos cuando llega el nuevo año se hacen propósitos para la vida. Algunos los podrán cumplir. Otros quedarán a medias. Pero algunos seguirán siendo un simple intento. Los discípulos tienen como costumbre hacer oraciones para encontrarse con el Sr. Dios, pero no sospechan que a partir de ahora será el Sr. Dios quien les busque y les llame por su nombre. El que ponga un camino nuevo delante de ellos. Y el que les invite a anunciar el año de la gracia.

Jesús sabe que algunos discípulos estamos anclados en nuestras zonas de confort. Que buscamos justificaciones diarias para no hacer, para no crecer, para no correr riesgos, para no vivir. Por eso nos llama por nuestro nombre y nos invita a abrir los ojos.

 Lectura del evangelio Juan, capítulo 1: 43-46

Al día siguiente, Jesús decidió partir para Galilea. Encontró a Felipe y le dijo: Sígueme.                            Felipe, que era de Betsaida, el pueblo de Andrés y Pedro, se encontró con Natanael y le dijo: Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en el Libro de la Ley y del que hablaron también los profetas: Jesús, hijo de José y natural de Nazaret.                                                          Natanael exclamó:¿Es que puede salir algo bueno de Nazaret?                                                                          Felipe le contestó: Ven y verás.

Oración

Señor de las sorpresas:

Ayúdame a comenzar el año sin poner remilgos para andar por los caminos. Ayúdame a orar con paciencia aún en medio de tanta inmediatez. Ayúdame a buscar un sitio tranquilo donde pueda hablarte sin escudarme tanto en lo que los demás piensen de mí. Ayyuda a que mi corazón sea gobernado por la paz en medio de tantos conflictos.  Jesús, llámame por mi nombre, porque quiero ver el mundo como es. Amén///

Augusto G. Milián

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Pocas cosas cura el silencio

Una corta oración

María, madre de Jesucristo, como testigo del amor. Una perspectiva protestante en el diálogo ecuménico