Intocables


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Volvemos a retomar el pasaje anterior para clarificar aspectos que algunos querían comentar. Como podemos leer al final del capítulo uno, Marcos continúa el tema de la sanación y la inminencia de responder en proclamación y servicio.

De la misma manera Marcos continúa con la descripción de éste Jesús como el Hijo de Dios. El Hijo de Dios vino a restaurar, a sacudir lo establecido, traer abajo barreras, y brindar acceso, inclusión y esperanza a los marginados.

¿Dónde se encontraba Jesús predicando, que motivó a un leproso a ir un encuentro sanador con Jesús? Recordamos el pasaje anterior a este, el cual culmina con un llamado de parte de Jesús de ir a lugares vecinos a predicar el mensaje de restauración. Podemos inferir que estos lugares vecinos se encontraban fuera del territorio conocido, alejado de lo rutinario de la comunidad. El pasaje anterior culmina con Jesús en un lugar desierto del cual Pedro lo llama y donde Jesús responde que fueran a lugares vecinos a predicar el mensaje. Si inferimos que Jesús se encontraba a las afueras, entonces no nos es sorpresa la decisión del leproso de ir al encuentro con Jesús.

La escena frente a nosotros es de un leproso que viene ante Jesús a ser sanado. ¿Por qué este leproso tomó la decisión de exponerse y exponer a otros a estado de impureza y fue a dónde Jesús? ¿Cuánto tiempo llevaba este hombre padeciendo de lepra? No sabemos el pasado ni presente de este individuo. Lo que Marcos nos presenta es a un hombre leproso buscando ser sanado. Seguramente había escuchado acerca de Jesús y de sus milagros. ¿Cuál era la fama qué se estaba diseminando de Jesús?

Jesús en su mensaje y por medio de sus acciones cuestionaba toda esta estructura vivencial. Jesús, el que no había sido ungido y escogido por hombres para enseñar ni guiar al pueblo del Sr. Dios, era el único que estaba demostrando al pueblo el acercamiento correcto a la ley y la actitud correcta de quien se dice ser llamado y escogido por Dios.

Es importante notar esto ya que Marcos enfatiza la actitud con la que Jesús trata al leproso. El leproso se le aparece a Jesús. Con humildad, firmeza, y seguridad el leproso le pide a Jesús que lo sane. Jesús sabía la ley judía lo estricto de esta con las personas que no la cumplían. Jesús, viendo al leproso y en el estado en que se encontraba, extendió la mano, lo tocó, v.41, y lo sanó. La importancia de la actitud de Jesús no está tanto en el acto sanador, sino en el acto poco común de Jesús al tocar al leproso. Jesús gira y sacude el sistema de limpieza y pureza. Jesús sana al leproso, convirtiéndose él en impuro. Al tocar al leproso, Jesús rompe con la ley de pureza y se contamina según la propia Ley.

Es importante notar la actitud de Jesús hacia el leproso. Al Jesús tocar al leproso le enseñó a sus discípulos y a todos los testigos que el mensaje que él traía era uno de misericordia, de compasión, de inclusión, de misericordia, de acompañamiento, de riesgo y al mismo tiempo de confianza. Confianza ya no en la interpretación jurídica de hombres, sino el cuidado y atención directa de parte de Dios a su pueblo. 

¿Por qué Jesús le instruye al leproso a presentarse ante el sacerdote y a reservarse lo acontecido? ¿Por qué el hombre no se puede contener? Jesús es bien claro en sus instrucciones. Jesús le pide que vaya ante el sacerdote y que haga lo que está de acuerdo con la ley de Moisés. Él quiere que este hombre, que en alguna ocasión fue leproso, pudiera ser restituido a la sociedad y a su comunidad sin ninguna excusa.

El leproso, por otra parte, en vez de quedarse callado, exclama a viva voz y por todos lados la acción radical, no ortodoxa, llena de amor, compasión y misericordia hacia él. El leproso no se podía contener, no meramente por el acto sanador físico que había experimentado, sino porque este hombre a quien el no conocía había arriesgado todo lo que tenía y lo que él era. Jesús estaba contaminado, era impuro por causa de ayudar a este hombre, forzado a ser parte de la comunidad marginada de la época.

El acto de Jesús no fue simplemente uno de lástima y misericordia. La acción y actitud de Jesús tuvo serias consecuencias. Pero Jesús vino a enseñar a su pueblo la responsabilidad y el compromiso que llevaba ser partícipe y recipiente de su mensaje redentor.

Podríamos decir esta mañana que este pasaje invita a la iglesia a un periodo de introspección y de renovación ahora que comienza la Cuaresma. ¿Qué está haciendo la iglesia en relación a los intocables dentro de la misma congregación, de la comunidad que le rodea, y la comunidad extendida? Que Jesús nos enseñe a vivir. Que Jesús nos muestre el camino de la compasión, porque hay días que lo perdemos de vista. Amén.

Augusto G. Milián

 

 

 

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