Un culto para todos. Sección 2


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Apuntes del Seminario Un culto para todos-Todos al culto                                                            Realizado por la Iglesia Protestante Unida de Francia (IPUdF) Sección 2

Moderador: En Suiza se hacen la interesante pregunta  ¿Por qué no vienen todos al culto? y no saben si esto es algo habitual también en Francia. Pero es también nuestra pregunta. A partir de aquí se plantea un gran desafío: transformar los cultos para hacerlos accesibles a todos, y que es uno de los objetivos de este seminario que lleva por título: El culto desde todas sus costuras.

Laurence B…, del cantón de Vaud, en Suiza,  ha sido invitada por la IPUdF y nos va a presentar algunos elementos de reflexión a través de las preguntas que algunas personas le han enviado con anterioridad, p. e: ¿Qué es lo que desde el punto de vista teológico constituye un culto normal para todos nosotros, según la Biblia?, ¿Qué es lo que hace que un culto sea algo diferente de cualquier otra reunión cristiana? Pero detrás de estas, también podemos encontrar otras posibles preguntas subyacentes ¿Si cambiamos demasiado nuestros cultos seguirán siendo cultos?, Sabemos que nuestros cultos son el resultado de una larga tradición, ¿debemos ser fieles a esta tradición o podemos innovar?, ¿Cómo dar sentido al culto para que comprensible por todos?, etc.

Laurence: Buenas noches a todos los que se han conectado al final del día. Quisiera comenzar con esta pregunta si a Uds. no les parece mal: Cuáles son las razones para cambiar los cultos, ya que a muchos les gustan los cultos tradicionales? Desde mi reflexión hay dos razones a favor:

1º Como protestantes hemos conseguido hacer pública la idea de que no somos salvos por ir al culto, que es por la gracia de Dios que somos salvos. Así que no, no es obligatorio asistir a la celebración dominical, por lo que algunos se han aferrado a esta excusa para ir menos..

 2º Sin embargo, reconocemos que el culto es una fuente de renovación. Nuestra misión es testificar de nuestra fe en un mundo lleno de desesperación, por lo que si el Evangelio no es proclamado en un lugar y en un momento concreto, entonces no hay ni protestantismo, ni Iglesia ni fe.

Antes de seguir quisiera responder a otras preguntas muy interesantes. P. e, ¿En qué estado están nuestras celebraciones dominicales?

Puedo hablar de lo que conozco y soy participe. No puedo hablar de otras geografias, pero sospecho que tenemos males comunes. La Suiza romanche está atravesando graves dificultades en sus iglesias llamadas históricas. Puedo mostrar una estadística donde se puede leer sin ser un ducho en estadística que los protestantes están disminuyendo y no sólo eso, sino que en realidad muy pocos participan en el culto dominical. Y por consecuencia también se aprecia una caída del número de bautismos por año. En cuanto a las personas que van a los cultos, en referencia a la edad, hay varios tipos de comunidades, pero en general la mayoría son iglesias donde las personas tienen de 70-80 años y son los que acuden regularmente. Pero estas son comunidades con una asistencia promedio de 10 a 20 personas. Incluso tenemos comunidades donde durante años no hay ni un solo catecúmeno. Esto me ha llevado  a pensar a otros muchas personas y a mi que es necesario una reestructuración de lo que entendemos por celebración dominical. Que se hace urgente otra manera de ver el asunto.

Así que intentaré responder a la pregunta¿Por qué la gente no va al culto?

Algunos argumentos por los que la gente no va los he escuchado entre familiares y amigos: no entiendo nada; es muy triste la celebración; esto no va conmigo; es aburrido; no me interesa estar recordando el pasado cada domingo.  

Pero también quiero compartir los argumentos por los que la gente si va: ir me alimenta espiritualmente; es un momento de descanso; tranquiliza el alma.

No sé a Uds, pero a mi esto finalmente me lleva a preguntarse qué es un culto. Quisiera compartir algunas definiciones sencillas con ideas clave. Definiciones que hasta un niño podría compartir:

a. Un espacio para la oración, los cánticos, la lectura de las Escrituras y la predicación, a lo que se suma la Santa Cena.

b. Además de todo esto, un culto no sería sólo todo esto que es previsible sino que también se añaden algunos elementos que para algunas personas formarían parte de un culto y quizá puedan sorprendernos como las campanadas antes de iniciar la celebración, la vestimenta litúrgica, las flores y las velas, los momentos de silencio, etc.

Sin embargo, cuándo se empieza a organizar el culto dominical, porque todo esto no cae del cielo un día así como así, sino que todo comienza especialmente a partir de la Asamblea de Jerusalén, según nos relata el libro de Hechos,  cuando se decide que el día del culto sea el domingo.

Por tanto se nos hace imperativo definir qué es el culto en el NT

El culto no era el centro de la iglesia del NT. Nosotros esto lo hemos alterado. Leemos que los cristianos participaban en las celebraciones de si tiempo de diversas maneras y formas. Y se puede ver cómo Pablo habla y participa en algunas de ellas según sus cartas. De estas reuniones se conservan algunos restos o testimonios que podemos considerar como rasgos de un culto. Sobre todo a partir de los textos de la carta a los Hebreos.  En esta carta se nos presentan, entre otras cosas, las diferencias entre el antiguo culto y el nuevo culto, veamos algunas.

1. Ya no se hacen sacrificios gracias al sacrificio de Cristo y por ello mostramos nuestra gratitud hacia Dios.

2. El culto nos permite estar firmes mediante la gracia de Dios y ser alimentado con su Palabra.

Otro rasgo a tener en cuenta, se muestra a través de una de las tentaciones de Jesús en el desierto, en la que se especifica que el hombre no debe darse gloria a sí mismo: Nosotros interpretamos con ello que un pastor no está para ser glorificado por su comunidad o para contentarlo. Pero a la vez se traduce en la necesidad de que la comunidad toda se implique en la celebración.  Pero esta idea no nos gusta tanto. Porque nos empuja a comprometernos y a ser responsables.

Otra característica viene determinada por lo que dice Pablo en Romanos, en el culto uno se deja transformar mediante un nuevo entendimiento, mediante el discernimiento. Él habla ya de cánticos, de ser animados e instruidos.

Pero antes en Hechos se habla de la noción de lecturas bíblicas.

Pero, entonces, qué es lo esencial de un culto. Lutero considera especialmente en este sentido la Palabra y la relación con Dios. Un culto debe permitir una vida relacional con dos impulsos:

  1. el impulso de la transformación. O sea, no regreses a casa igual que antes de venir.
  2. el impulso de bendición: ser afirmado por la gracia, dar gracias a Dios y vivir ese agradecimiento.

Así que ahora podemos responder a la pregunta: ¿Cuáles son los elementos para que un culto inclusivo o sea para todos?

La idea de un culto para todos debe incluir a los niños y a los jóvenes también. Algunos responderán que en sus iglesias no hay niños ni jóvenes. Pero entonces hemos de suponer que el día que aparezca alguno por allí tendrá la certeza de que no hay espacio para el en tal celebración porque de antemano presuponeos que es una celebración para gente adulta. En realidad la idea más cercana a este culto para todos sería la de una fiesta, es decir, un culto diversificado, participativo y festivo, lo que nos obliga a bajar el umbral para la entrada en él. Ya sé que esta es una idea con la que los tradicionalistas de nuestras comunidades no se sienten cómodos. Pero lo cierto es que la mayoría de las veces las escaleras para acceder a un culto son demasiado altas para muchas personas y  el culto se convierte en una especie de carrera de obstáculos donde no todos pueden llegar a la meta y entonces la solución posible es que hay que rebajar esos peldaños para que la gente pueda volver a descubrir el culto.

Pero a veces no basta con reconocer las situaciones que tenemos internas y que son palos en las ruedas de nuestras comunidades. También tenemos hechos externos que amenazan nuestra celebración dominical. Como p. e, el domingo se compite con demasiadas distracciones fuera de la capilla, y sobre todo si hace buen tiempo. En general hay una gran diversidad de ocio fuera de las iglesias, que hacen que la gente ya no tenga ganas de ir a un culto. Otra cuestión también serían aceptar el criterio que nuestras liturgia son complicadas para muchas personas que nunca han estado en una iglesia reformada, las palabras que decimos y que son propias de esta liturgia no dicen mucho para los de afuera y por tanto  se dificulta la comprensión de lo que pretendemos trasmitir. Quizá no nos damos cuenta pero se habla mucho en un culto, incluso entre los himnos y los cánticos se añaden aún más palabras. Es como si en la celebración nos diera temor dar espacio al silencio. Sin duda venimos de una cultura eclesial muy oral. Pero la gente que viene a la iglesia vive durante más tiempo en la cultura de la imagen. Se nos olvida con mucha frecuencia que han cambiado las formas de comunicación. Antes en Suiza todo el mundo sabía que el domingo a las 10 h. comenzaba el culto en la iglesia de cada pueblo o ciudad. Ahora es necesario repetirlo una y hasta tres veces por la radio, la prensa o las redes sociales.

Otra pregunta que me han hecho llegar y a la que no quiero dejar de responder es ¿Qué es lo que define nuestro culto y cómo transformar nuestros cultos?

He intentado hacer un esquema con las partes más tradicionales de un culto reformado. En este esquema, si miran bien, se aprecian muchos elementos desconocidos especialmente para gente que no está acostumbrada a ellos, como pueden ser los jóvenes, las familias recién llegadas a nuestra comunidad o que vienen de otras tradiciones cristianas, etc. Entonces, ¿cómo hacemos llegar el mensaje, la predicación, para que la celebración este al alcance de todos?

Miremos algunos puntos sin prisa. Miremos la a predicación. Sin entrar, aquí en un debate de cómo consideramos la Palabra de la Biblia, hay dos concepciones generales y distintas sobre la Biblia que hacen que la predicación sea diferente y ofrezco dos ilustraciones:

1º La Biblia es la Palabra de Dios: esta es una concepción vertical, y es aquí donde la predicación sirve para actualizar a este Dios y sus palabras, y esto no es otra cosa que dar de beber a la gente la Palabra de Dios.

21. La Biblia es la palabra sobre Dios. Esta otra idea implica una interpelación, y no es otra cosa que ayudar a la gente a pasar de una orilla a otra de su existencia. Entonces aquí la predicación sirve para encontrarse con la Palabra de Dios.

Siempre existe la tentación de elegir una. Pero Dios nos libre de tener que estar haciendo elecciones a cada momento. Personalmente creo que las dos son válidas y quizá lo más relevante para nosotros al hacer un culto adaptado a todos sea ponerse uno mismo como testigo, como elemento de testimonio en qué medida esta Palabra nos enriquece, pues las personas son muy sensibles a esta perspectiva. Si recordamos la lectura del evangelio de Juan, es precisamente esta la invitación que hace el Jesús resucitado a los discípulos: que sean sus testigos.

Esto nos lleva a pensar en la manera de hacer pedagogía o en la manera que esperamos que el pastor nos predique. Y esto a veces es lo más complicado. Pues esperamos que sea el pastor quien resuelva todos los problemas de la propia iglesia mientras el resto mira desde los bancos y dice si lo hace bien o mal. En nuestro cantón dedicamos toda una pastoral   a explicar cómo deberían hacerse las predicaciones en cuanto a los aspectos pedagógicos en un mundo tan cambiante como el nuestro. Sería urgente dedicar tiempo a reactualizar a nuestros pastores y no dejarles tal como salieron del seminario. Pero claro esto implica un esfuerzo que las comunidades ni se lo piensan.

Actualmente, sobre todo para los jóvenes, esta estructura lineal de nuestras celebraciones y predicaciones es difícil, o no la entienden, o la rechazan. Y es que la cultura en la que ellos se mueven hay una pedagogía más simbólica y basada sobre todo en la experiencia. En un culto para todos y de todos son las propias personas las que establecen los vínculos y relaciones entre los elementos de la celebración y donde se abren a su participar y es entonces cuando dejan de ser unos simples escuchadores de las palabras del predicador. Y esto tenemos que dejarlo claro de una vez, los niños y los jóvenes, si no participan en nuestras celebraciones, no acaban de integrar el mensaje que intentamos ofrecerle.

En cuanto a la predicación, existen varios tipos. La más común es la que alguien se pone frente a los demás y comienza hablar mientras los demás le miren. Otras pueden ser las que usan las diapositivas para ir ilustrando la enseñanza, la charla-discusión, en compartir experiencias, etc, etc.

Sobre la una reflexión grupal me gustaría dar algunas notas sobre todo  donde hay personas de diferentes edades. Un buen ejemplo de este tipo de predicación en la Biblia es la que nos narra a Jesús en el camino a Emaus. Si miramos bien lo primero que hace Jesús es escucha a esas personas, luego les hace preguntas para que reflexionen, y después les explica. Hay comunidades donde si alguien se atreve a hacer una pregunta en medio de la predicación el techo de la capilla se vendría abajo.

Sobre la liturgia quizás deberíamos decir algunas cosas. Y es que también sobre la liturgia habrá que hacer una selección de los elementos que deseamos utilizar. Somos iglesias nacidas en la Reforma, nos decimos reformados, pues deberíamos replantearnos algunas liturgias que se están usando desde los siglos anteriores como si fueran vacas sagradas.

La liturgia tradicionalmente sirve para detallar las etapas de la historia de la salvación pero a veces es difícil pasar de una etapa a otra en solo una hora que es lo que generalmente duran nuestras celebraciones. Podríamos afirmar que las dos palabras clave para entender el concepto son: servicio y pueblo. Y es que en realidad la liturgia sirve para ayudar al pueblo a volver a entrar en una relación con Dios. Y si en esto estamos de acuerdo entonces en la liturgia hay que atreverse a alternar entre tradición e innovación. Podría hacer referencias a algunas liturgias atrevidas y creativas en las que he participado o he observado. Algunas de ellas no precisamente en iglesias reformadas, sino en iglesias anglicanas en Inglaterra. Recuerdo una de ellas que me inspiro mucho donde los participantes en la liturgia comienzan por ver unos videos de corta duración y que les ponen en contacto con los textos bíblicos que serán leídos o proyectados para después reflexionar sobre ellos. Pero después de esto y sin salir del lugar se comparte una comida donde ocurre el servicio y el encuentro de la gente con Dios.

Por supuesto que es innovador y algunos podrán el grito en el cielo si se lo proponemos. Pero estamos hablando precisamente de hacer para hacer del culto un lugar de encuentro para todos, entonces,¿ por qué no cambiar lo que se pueda cambiar? ¿Cuál es nuestra prioridad como iglesia hacer de la celebración dominical un guetto o hacerlo mas inclusivo? En dependencia de que respuesta ofrezca la iglesia será el proceder. Será la oportunidad de varias. Será el momento de preguntarse qué sería bueno conservar y qué necesitamos cambiar.

Algunas de las preguntas que me han llegado están llenas de temores. Así que las intentaré responder desde el respeto que se merecen esas personas. Veamos esta pregunta: Sobre los cultos dominicales, ¿Cuáles son sus límites?, ¿Hay límites?, ¿Se puede hacer cualquier cosa?

Muchas veces queremos respuestas para lo sencillo y para lo profundo. Y las queremos ya. Pero la mayoría de las veces las respuestas tardan en llegar. Una frase que me gusta tener presente para cuando los más tradicionales se me acercan y se quejan de que algo ha cambiado en el culto del domingo es: las tradiciones de hoy son las transgresiones que cometieron nuestros abuelos. Así que, podemos hacernos la misma pregunta ahora, ¿Realmente hay límites para la liturgia?, o ¿Tenía Jesús límites litúrgicos? Los reformados no deberíamos tener estos límites, pero la cruda realidad es que están ahí. Si leemos los evangelios tendremos que reconocer que Jesús no cesó de transgredir lo que se consideraba tradicional para los religiosos de su tiempo. ¿Recuerdan su encuentro con la mujer samaritana? ¿Alguien recuerda algunas de sus palabras? Le dice que hay que orar en espíritu. Entonces, ¿Hasta dónde se puede llegar en los cultos, ya sean habituales o especiales?

Me gustaría traer aquí ahora tres ejemplos:

1. En la catedral de Lausana para la celebración del 500º aniversario de la Reforma en un culto colocaron un mini circo dentro para proclamar que la Resurrección y la Reforma nos han ayudado a resurgir, a cobrar impulso en la vida y se soltaron unos globos en el interior.

2. Muchas veces me pregunto cuán responsable soy como pastora del estancamiento de mi iglesia. Yo misma ha llegado a disfrazarse de tigre en un culto dominical porque eso hacía llegar un mensaje determinado que quería que todos, y fíjense que digo que todos, recibieran ese día en la celebración.

 3. Le propusimos a un grupo de adolescentes que organizara una Santa Cena. Y cual fue nuestra sorpresa cuando vimos su propuesta. Pretendían hacerla con un conejo de chocolate y Coca Cola. Ellos querían reflexionar acerca de lo que es la comida y la bebida. Después he estado pensando con los miembros del Consistorio de la iglesia que si Jesús hubiera nacido en Suiza, probablemente hubiera comido chocolate en Pascua.

Nuestras realidades sociales y geográficas nos deberían hace pensar realmente en los límites que nosotros mismos ponemos a la acción de Dios y a la manera que hacemos los cultos cada domingo y pedirla al Espíritu de Dios que nos guíe en este sentido. Ahora recuerdo al obispo inglés Dodd que decía que lo más importante cuando uno prepara un culto es orar, discernir lo que Dios quiere compartir con el pueblo. Y esto nos llevará a probar cosas que a veces funcionan y otras no.  Pero a la vez ser conscientes de que la celebración dominical es el espacio donde todos pueden atreverse a reír y a llorar.

La última pregunta recibida dice así: ¿Qué diferencia a un culto de otras actividades?, ¿Es el estilo? ¿Es el lugar? ¿Es el día?

Esta es una muy buena pregunta y a la vez una mala pregunta. Así que intentaré responderla sin prisas. Sospecho que lo importante no es que sea diferente a las demás reuniones de la iglesia. En realidad lo más importante es que en un culto pueda establecerse una relación entre Dios y nosotros. Y entre nosotros y los demás. Cuando hay relaciones pueden ocurrir transformaciones. Podemos recibir bendición. Y ya no tenemos que regresemos a casa como habíamos llegado a la capilla. Así, que con respecto a la liturgia dominical es importante aligerarla de su peso que se hace insoportable para nuestros hermanos y hermanas. Hay rebajar el nivel de acceso del umbral de la entrada para que cualquier persona, independientemente de sus capacidades, pueda ser alimentada de esperanza, de alegría y de paz.

Gracias a Uds.

Moderador: Gracias Laurence. Como nos quedan unos minutos me gustaría ofrecer este tiempo para si algunos de los participantes tiene alguna pregunta de última hora:

Participante: ¿Qué ocurre si alguien va al culto pero simplemente como asistente no como participante?

Laurence. Gracias por preguntar. Debemos ofrecer a la gente que viene a nuestras congregaciones la libertad de participar o no. Mi respuesta en este caso es muy sencilla. Dejar en libertad a la gente, especialmente aquellos que no quieren participar. Y que prefieren mantenerse tranquilos en sus asientos.

Participante: ¿Cuánto tiempo se requiere para preparar este tipo de cultos y cómo movilizar a la gente para que participe? Lo digo porque por ejemplo en mi comunidad es el pastor el que lleva todo el peso en la organización del culto.

Laurence: Gracias. Muy buena pregunta. Hay iglesias que esperan demasiado de su pastor. O que creen que porque le pagan un salario el pastor es el hombre orquesta. Y se olvidan que sólo es un simple hombre o una simple mujer. Nos urge, y lo digo con toda la severidad de nuestras realidades, que hay que diversificar los cultos. En algunos lugares nos van a llevará más tiempo. Y esto implica tiempo para su preparación. Para la explicación de porque hacemos cambios.  Desde mi experiencia pastoral, lo más sano es que sea un equipo el que colabore con el pastor en la programación de los cultos. Pero este es el tema del siguiente seminario. Así que no diré más al respecto.

Moderador: Gracias a todos los participantes que esta noche nos han acompañado desde Suiza, Francia y España. Gracias a Laurence por su tiempo. Tengan todos buenas noches.

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