El velo innecesario


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Pensando en voz alta

A medida que transcurren los años asumo que necesitamos de señales externas en nuestra vida espiritual. Que precisamos de símbolos que nos indiquen por qué parte del camino transitamos porque andamos con un velo delante de los ojos. Pero ahora también sé que las Escrituras, se han convertido en ese espejo donde podemos vernos por dentro y por fuera. Donde nos podemos reconocer. Donde nos podemos encontrar después de haber estado perdidos.

En realidad los discípulos nos parecemos mucho los unos a los otros. Exigimos certezas. Y nuestros comportamientos nos delatan. Con Pedro, tenemos sentimientos encontrados. Por una parte nos anima su tesón en seguir a Jesús aún en medio de la noche y de las olas. Por otra parte nos incomoda su impulsividad, sus miedos. Nosotros nos parecemos mucho a él, pero nos cuesta reconocerlo. A Pedro le resulta fácil expresar en voz alta lo que muchas veces nosotros musitamos en voz baja para que nadie nos escuche. ¿Pero recibiremos alguna recompensa por hacer este camino tan arduo?

La buena noticia es que Jesús entiende a Pedro y sospecho que nos entiende a nosotros cuando hacemos este tipo de planteamientos. Por eso su respuesta incluye la sentencia de que no podemos comprar los favores del Sr. Dios con nuestras pretendidas buenas acciones ni con el barniz de las apariencias con que nos cubrimos. En realidad en este mundo donde nos movemos recibiremos bendiciones, pero hemos de ser adultos y reconocer también que las aflicciones tocaran a la puertas de nuestras casas.

Hoy quizás no, pero un día descubriremos que lo que el Sr. Dios nos ofrece es gracia, que a lo que Jesús nos convoca es a la comunión entre nosotros y que lo que el Espíritu Santo nos brinda es libertad, y estas cosas son un regalo, no una serie de derechos que nos merecemos. Porque cualquiera que sea la parcela que creamos poseer en el Reino de los cielos, es en realidad el Sr. Dios quien nos lo ha otorgado. No es un espacio que hemos conquistado nosotros con nuestro esfuerzo. La buena noticia es que todo es gracia. Todo.

A medida que trascurren los años descubro que la última señal que se nos exigirá será la señal del amor. Y para entonces el velo que ahora portamos ya no será necesario.

Lectura del evangelio de Marcos 10: 2

Pedro comenzó a decirle: Nosotros hemos dejado todo lo que teníamos, y te hemos seguido.

Jesús respondió: Les aseguro que cualquiera que por mi causa y por aceptar el evangelio haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o madre, o padre, o hijos, o terrenos, recibirá ahora en la vida presente cien veces más en casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y terrenos, aunque con persecuciones; y en la vida venidera recibirá la vida eterna. Pero muchos que ahora son los primeros, serán los últimos; y muchos que ahora son los últimos, serán los primeros.

Oración

Padre y Señor de la vida:

En esta mañana danos poder para que no demos la espalda a nuestras responsabilidades cotidianas. Danos fuerzas para colaborar en la construcción de tu Reino. Danos esperanzas para ser capaces de cultivar la libertad y generosidad en nuestros corazones. Que tengamos coraje y seamos agradecidos como Jesús, aquí y ahora. Amén.

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Pocas cosas cura el silencio

Una corta oración

María, madre de Jesucristo, como testigo del amor. Una perspectiva protestante en el diálogo ecuménico