Cultivo una rosa blanca



 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Pensando en voz alta

Vivimos en un mundo donde se cultivan rosas blancas y donde se cultivan cardos. Un mundo  habitado por el bien y por el mal en una misma geografía. Y entre ellos está una delgada línea. A veces imperceptible. A veces indetectable. Quizás esta sea la razón por la que algunos de nosotros andamos con el corazón roto por los caminos. Y es que no hemos aprendido, con los años, a diferenciar una rosa de una ortiga.

Los discípulos siempre quieren tener una explicación a mano. Pretenden saber el significado de las parábolas. Pero recibirán las respuestas sólo cuando abran sus corazones. No antes. Cuando estén dispuestos a ver lo sencillo de la fe entre las estructuras de la religiosidad cotidiana. Cuando descubran que el centro del evangelio nunca es la culpa sino la gracia. Cuando sean capaces de tener esperanzas en medio de la tormenta.

Jesús cree que donde hay vida hay esperanza. Pero no sólo lo cree, también lo vive. Espera que podamos mirar nuestro pasado con perdón. Espera que en nuestro presente tengamos fortaleza para hacer lo bueno. Espera que en el futuro el bien triunfe sobre el mal. Jesús es de los que cultivan una rosa blanca y la ofrece tanto al amigo como al cruel que le arranca el corazón con que vive. ¿Qué quién es Jesús? Jesús es el evangelio vivo. ¿Y tú, tú que cultivas? ¿Un cardo o una rosa blanca?

Lectura del evangelio de Mateo 13

36 Jesús despidió entonces a la gente y entró en la casa, donde sus discípulos se le acercaron y le pidieron que les explicara la parábola de la mala hierba en el campo. 37 Jesús les respondió: El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre, 38 y el campo es el mundo. La buena semilla representa a los que son del reino, y la mala hierba representa a los que son del maligno, 39 y el enemigo que sembró la mala hierba es el diablo. La cosecha representa el fin del mundo, y los que recogen la cosecha son los ángeles. 40 Así como la mala hierba se recoge y se echa al fuego para quemarla, así sucederá también al fin del mundo. 41 El Hijo del hombre mandará a sus ángeles a recoger de su reino a todos los que hacen pecar a otros, y a los que practican el mal. 42 Los echarán en el horno encendido, y vendrán el llanto y la desesperación. 43 Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre. Los que tienen oídos, oigan.

Escucha Señor nuestra oración

Damos gracias en este día que comienza por las semillas de fe que alguien depositó en nosotros sin saber cual serían los resultados. Damos gracias por la bondad que Jesús infunde en nuestras vidas diarias. Del Espíritu Santo esperamos ayuda en medio de  la debilidad para  florecer como hijos del Sr. Dios.  Esperando ser la sal y la luz nosotros confiamos en Jesús. Amén.

Augusto G. Milián 

 

 

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