Una invitación provocadora


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Pensando en voz alta

En memoria de Olguita Collado

Vivo en una geografía donde la muerte es un tabú. Apenas  podemos balbucear sobre ella.  Y cuando lo hacemos es desde la teoría, o desde los mitos, o desde las creencias. Hablamos de la muerte con susurros.  Como si viviéramos en la oscuridad. Por eso la muerte nos sigue asustando. Y es que en realidad no sabemos que hay del otro lado del velo cuando dejamos de respirar. Cuando  los hombres y las mujeres hablan sobre el fin de la vida, y es que el fin siempre llega, más tarde o más temprano, nos produce un nudo en la garganta y un dolor intenso coloniza nuestro pecho. Si, la muerte nos hace llorar.

Los discípulos no entienden por qué Jesús muchas veces habla sobre ciclos botánicos o agrícolas. ¿Por qué habla sobre la muerte con tanta insistencia? No son capaces de ir más allá de los conceptos de semilla, de tierra, y de cosecha. Por eso preguntan constantemente a Jesús porque les enseña mediante parábolas. Nosotros ahora sabemos que Jesús les está preparando para el día de la despedida. Pero a nosotros las despedidas nos duelen. Y mucho.

Jesús conoce de nuestras preferencias por esta realidad que conocemos. Sabe de nuestros apegos por lo visible. De nuestras dependencias por lo material. Pero también sospecha que la vida es más que respirar y mantenernos atrincherados dentro de una zona de seguridad. Jesús sabe que la verdadera vida es la que está fuera de nuestros muros: La que está fuera de nuestras opiniones. La que está fuera de nuestros temores.

Por eso su invitación, hoy, es sencilla y provocadora: ¡Sal fuera y enfréntate a la luz!¡Germina!

Lectura del evangelio de Juan 12: 24-26a

Les aseguro que si el grano de trigo al caer en tierra no muere, queda él solo; pero si muere, da abundante cosecha. El que ama su vida, la perderá; pero el que desprecia su vida en este mundo, la conservará para la vida eterna.  Si alguno quiere servirme, que me siga; y donde yo esté, allí estará también el que me sirva.

Escucha Señor nuestra oraciónPadre:                                                                     Oramos para tener coraje cuando sea necesario hablar de nuestra fe sin miedos, para vivir de acuerdo a nuestra creencias. Oramos por los que sufren persecución por cuestiones de fe y que se han quedado sin voz. Oramos para crecer. Nosotros creemos que Jesús es nuestra luz. Amén ///

Augusto G. Milián 

 

 

 

 

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