Hoy es un buen dia


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Pensando en voz alta

Los días se hacen más cortos y nosotros creemos que lo poseemos todo en la palma de las manos, pero esto es un error. Creemos que no necesitamos nada porque ya nosotros nos hemos encargado de satisfacer nuestras necesidades más apremiantes, pero esto es otro error. En realidad somos hombres y mujeres necesitados. Limitados por nuestra propia naturaleza. Engreídos. Y muy atentos a los cambios de nuestros ombligos. Pero si alguien mira debajo de nuestro barniz encontrará a individuos con heridas. Con un corazón de piedra donde debería latir uno de carne.

Los discípulos muchas veces al día nos autoengañamos. Y es tanta la presión cultural y social, bajo la cual andamos, que la mayoría de las veces  optamos por no reconocer que necesitamos de alguien que nos llame por nuestro nombre y nos cure. Y no se trata que nos sane el cuerpo. No. En realidad necesitamos que nos sanen el corazón,  y el alma y la mente.

Jesús llama a los discípulos allí donde trabajan. Allí donde viven. Allí donde respiran. Jesús nos llama a ti y a mí sin esperar que portemos las mejores ropas. Sin esperar que seamos los mejores ciudadanos de la ciudad. Y nos llama por nuestro nombre porque nos conoce. Nos llama porque puede ver lo que hay debajo de nuestras apariencias. Nos llama para que salgámosla camino en su compañía.

Hoy puede ser el día indicado para hacer una fiesta. Para participar de una acción de gracia. Para hacer un ejercicio de memoria. Hoy es un buen día para celebrar ese momento en que escuchaste que Jesús decía tu nombre y que cuando le miraste te musitó a tu oído: ¡Sígueme!

Si, hoy puede ser un buen día.

Lectura del evangelio de Mateo 9: 9-13

Jesús se fue de allí y vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado en el lugar donde cobraba los impuestos para Roma. Jesús le dijo: Sígueme. Entonces Mateo se levantó y lo siguió.                                                                                                                        10 Sucedió que Jesús estaba comiendo en la casa, y muchos de los que cobraban impuestos para Roma, y otra gente de mala fama, llegaron y se sentaron también a la mesa junto con Jesús y sus discípulos. 11 Al ver esto, los fariseos preguntaron a los discípulos: ¿Cómo es que su maestro come con cobradores de impuestos y pecadores?    12 Jesús lo oyó y les dijo: Los que están buenos y sanos no necesitan médico, sino los enfermos. 13 Vayan y aprendan el significado de estas palabras: Lo que quiero es que sean compasivos, y no que ofrezcan sacrificios.” Pues yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.

Escucha Señor nuestra oración

Padre, que yo pueda hacer un alto en el camino hoy. Que yo pueda detenerme. Pero detenerme también con la mente y el corazón. Que yo pueda recordar con claridad el día que me llamaste por mi nombre. Que yo pueda escucharte. Que yo pueda mostrarme agradecido. A Jesús nosotros seguimos. Amén.

Augusto G. Milián 

 

 

 

 

Comentarios

  1. Gracias por indicarnos que siempre es un buen día para recordar el momento en el que nuestro Redentor nos llamó por nuestro nombre. Amén.

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