Ahora que el invierno llega


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 Pensando en voz alta

Alguien me dijo una vez que cuando estuviese en medio de la espera que saliera a caminar. Asi que llevo muchos años caminando. Y camino como quien sale en la búsqueda de la tierra prometida.

Para nosotros esperar es el tiempo que transcurre para que algo suceda en nuestras vidas. Algunas personas esperar toda su vida. Pero normalmente, a los hombres y a las mujeres que conocemos no les gusta esperar. Y a muchos de nosotros tampoco. Y es que para esperar bien se necesita mucha paciencia. Y la paciencia no es algo que abunde en estos días.

Los discípulos esperamos cada día ser alimentados y sostenidos por el Sr. Dios. Esperamos que el Padre salga a nuestro encuentro, que nos ponga zapatos y mande a preparar comida porque estábamos perdidos. Pero a nosotros nos cuesta esperar las noticias del Reino de los Cielos. Y mientras esperamos, nos inunda el desgano del alma y las dudas tocan a la puerta de la mente. Y  entonces llega la fatiga. Y llega el miedo. Y andamos cabizbajos en medio del camino. Sin canciones, pero si con muchas quejas.

Pero Jesús, sin embargo, nos habla de su regreso como un tiempo de fiesta y de alegría. De días para mantener encendidas las lámparas que alumbren en medio de la noche oscura. De días para calentar los corazones ahora que el invierno llega. Si, la espera es tiempo adecuado para preparar la mesa y poner el mantel y colocar el pan y el vino.

A mis hermanas y hermanos que llevan tiempo esperando, contra toda desesperanza, Jesús les dice: Uds. serán felices. Uds. serán felices. Uds. serán felices.

Lectura del evangelio de  Lucas 12: 35-38

Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas;  y vosotros sed semejantes a hombres que aguardan a que su señor regrese de las bodas, para que cuando llegue y llame, le abran en seguida.  Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su señor, cuando venga, halle velando; de cierto os digo que se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y vendrá a servirles. Y aunque venga a la segunda vigilia, y aunque venga a la tercera vigilia, si los hallare así, bienaventurados son aquellos siervos.

Escuchas Señor nuestra oración

Padre, si una cosa has de darnos, en este día que comienza, es la paciencia en medio de la espera. Si algún don has de ofrecernos que sea que sepamos esperar sin perder la ternura. Nosotros oramos para que nos mantengas alerta en la salud y en la enfermedad y preparados en la pobreza o en la riqueza. Que el Espíritu Santo sea nuestra luz en medio de la oscuridad. A Jesús, nosotros esperamos. Amén.

Augusto G. Milián 

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