Eben-ezer


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Pensando en voz alta

Alguien me ha escrito y me ha comentado en tono de queja de que en Instagram no se ven los sentimientos. Yo después de pensarlo tres días y mirar mis publicaciones he comenzado a enviarle fotos de la ciudad donde hay sentimientos. Donde los sentimientos lo inundan todo. Son fotos que hablan de ella y de mí. De gente que conocemos o de completos desconocidos.

Hace días mientras caminaba con unos amigos por Parque Grande su hija pequeña se cayó del monopatín. Nos miró y después comenzó a llorar. Su padre fue corriendo y la levantó en brazos mientras le musitaba algo al oído para consolarla.

La fragilidad y la debilidad se muestran desde el principio de toda vida humana.  Por eso nuestros padres y madres dedicaron todos sus esfuerzos y conocimientos en cuidarnos y protegernos de los peligros de la vida, de las fiebres en medio de la noche, de las tristezas del alma, a veces no tan visibles, como los golpes y las magulladuras en las rodillas. Con los años he aprendido esta lección: nuestros padres hicieron todo lo que estaba a su alcance para salvarnos, para curarnos, para alimentarnos. Todo. Asi que guardo un profundo sentimiento de gratitud hacia ellos. Incluso ahora que ya no los tengo cerca.

Pero la fragilidad de un niño, de una mujer o de un hombre son en realidad la fragilidad del mundo en que vivimos. Y nuestro mundo por muy lleno de luces y muestras de poder que saque a escena en realidad es un mundo que no trasmite esperanza en el futuro y donde la sensación de volver al pasado se impone como una tentación. Pero los discípulos sabemos que volver al pasado no nos hace felices. No nos vuelve mejores ciudadanos. No nos hace hombres y mujeres libreslibres.

Jesús que conoció la fragilidad, la del cuerpo y la del alma y sobrevivió a ellas. Le da voz. La  usa. Y se dedica a dispensar consuelo allí donde llega. Allí donde le dejan entrar. Alli donde parten el pan y toman vino en su nombre.

Ahora que el año se acaba sin poder hacer nada por evitarlo. Hago una oración de gratitud por mis padres, por los amigos que me han cuidado y me siguen cuidando aun hoy. Por los que hacen uso de la compasión. Por los que han lavado mis heridas con vino y aceite. Por los que no me pagan con la misma moneda. Por los que cuando me ven caído corren y me levantan con sus manos y me musitan al oído: Eben-ezer///

Porque hasta aquí , tú y yo sabemos que el Sr Dios nos ha ayudado. Y en los próximos días irá delante de nosotros

Lectura del evangelio de Mateo 2:13-15

Cuando se marcharon los sabios, un ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: Levántate, toma al niño y a su madre, huye con ellos a Egipto y quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.

José se levantó, tomó al niño y a la madre en plena noche y partió con ellos camino de Egipto, donde permaneció hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que el Señor había dicho por medio del profeta: De Egipto llamé a mi hijo.

Escucha Señor nuestra canción

Ebenezer
hasta aquí nos ayudó el Señor//.
Esta canción por los años durará;                                                                                                                                    Ebenezer
hasta aquí nos ayudó el Señor.

Amén

Augusto G. Milián

 

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