Antes que se ponga el sol


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Pensando en voz alta

Son días de lluvia. Pero la tierra lo agradece.

Los agoreros de la desesperanza siempre llaman a la puerta y después de saludarme diplomáticamente me avisan que he de comprar papel sanitario porque viene el fin del mundo. A los pocos meses vuelven a llamarme y me alertan que he de comprar una bicicleta porque habrá escasez. Ahora han vuelto a tocar a la puerta. Les abro y me dicen que haga acopio de alimentos porque para Semana Santa habrá desabastecimiento en los supermercados. Los agoreros de la desesperanza son personas que temen al futuro. Y se esconden tras la autoridad, tras lo aparente. Tras los fardos cotidianos que nos impone la vida a veces con lágrimas y con pérdidas.

Hay un catecúmenado que impone cargas insoportables de llevar a los discípulos. Cargas intolerables. Que no tienen nada que ver con las buenas noticias. Cargas que están más pendientes de las apariencias que de la realidad. Cargas que buscan el adorno exterior y no la sencillez interna. Contra tal catecumenado y tales cargas yo protesto.

Jesús no se cansa de alerta a los discípulos de los líderes que obligan a llevar equipajes pesados a los hombres y a las mujeres. ¡Como si la vida misma ya no fuera una odisea en estos tiempos! Jesús reprocha a los que enseñan la religión que conviertan la relación con el Sr. Dios es un bártulo incomodo y grávido. No, el vínculo con el Sr. Dios no puede estar basado en lo que hacemos ni en lo que aparentamos. La vida de fe no es una competencia a ver quien hace más cosas para recibir un premio. La vida de fe tiene como fundamento la gracia. Un día los discípulos descubriremos que sólo la gracia.

¿Entonces quién es el más importante entre nosotros? Podría preguntarme alguien. Y mi respuesta es siempre la misma: Cuando en las Escrituras se habla de la autoridad de lo que se está hablando es de una forma de servicio, no una manera de controlar a los demás. En la iglesia, de la cual tú y yo somos parte, en realidad somos hermanos y hermanas. Y si alguien tiene alguna duda al respecto, entonces Jesús le enseña que el mejor entre nosotros, es aquel que mejor sirve a los que lo tiene cerca y no aquellos que antes de abrir sus labios necesitan hacer referencia de sus títulos académicos y de sus logros intelectuales.

Si, ya sé que vivimos en un mundo inundado de trivialidades. Con cargas que nos hunden y nos quitan la alegría. Pero contra este estilo de vida y de religiosidad nosotros protestamos.

 Ojala la lluvia que cae sobre nuestra tierra nos permita crecer un poco antes que se ponga el sol.

Lectura del evangelio de Mateo 23: 1-5ª

Jesús se dirigió entonces a la gente y a sus propios discípulos y les dijo: Los maestros de la ley y los fariseos han sido los encargados de interpretar la ley de Moisés. Obedecedlos, pues, y cumplid cuanto os digan; pero no imitéis su conducta, porque ellos mismos no hacen lo que enseñan: echan cargas pesadas e insoportables sobre los hombros de los demás, pero ellos no están dispuestos a mover ni siquiera un dedo para llevarlas. Todo lo hacen para que la gente los vea.

Escucha Señor nuestras palabras

Padre: Tú no te guías por lo que tienes delante de tus ojos. Tú puedes ver dentro de nuestros corazones. Pido la humildad necesaria para saber que un discípulo es alguien que siempre está aprendiendo. Siempre. Que en esta mañana el Espíritu Santo nos ayude a crecer en la fe. Y que Jesús sea nuestra visión aquí y ahora. Amén.

Augusto G. Milián

 

 

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