Al camino con esperanza


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Hay que encender una luz en la oscuridad

Los caminos son geografías peligrosas. Con los años lo aprendemos. Hay personas que se pierden en ellos, aun cuando lo hacen acompañados. Otras se encuentran a si mismas, aun cuando caminan solas. Pero más temprano que tarde siempre hay un momento en nuestras vidas que el camino que transitamos se bifurca. Y es entonces cuando tenemos que tomar una elección. Después de muchos años he aprendido que es la meta a donde queremos llegar la que determinará el camino que hemos de tomar.

Los caminos que transitamos los discípulos están llenos de dudas. Están llenos de  preguntas. Están llenos de  incertidumbres. Y estos caminos son cotidianos. Como el pan. Por eso los discípulos han de estar atentos a las señales, a las palabras, a las circunstancias que le rodean, porque son ellas las que utiliza el Sr. Dios para hablarnos frente al desconsuelo, frente al dolor, frente a la incertidumbre.

Los caminos que recorre Jesús están inundados de tribulaciones. En ellos hay cardos y hay  espinos. Las Escrituras no tienen reparo en mostrarlo así. Sobre todo en las horas previas a enfrentar la cruz. Pero es cuando la noche llega a su vida en la tierra que Jesús enciende una luz en la oscuridad. Es entonces que nos habla a ti y a mí. Y cuando insiste en que nuestro corazón no se endurezca a pesar de la maldad. Que hemos de tener fe. Que se nos consuela.

Cuando nos aferramos a lo negativo que hemos encontrado en nuestros caminos, a los dolores que hemos sufrido en el pasado, a los agraviados que tocaron a nuestra puerta y nos dejamos definir por lo que sucedió en el pasado y no por lo que el Sr. Dios nos ha llamado a ser, entonces nuestro camino se torna una Vía Dolorosa. Un camino con nubes grises sobre nuestras cabezas.

Pero si tú y yo creemos que el ayer es sólo una senda donde podemos aprender y que lo mejor está por llegar entonces nos daremos permiso para salir al camino con esperanza sabiendo que por encima de las nubes está el sol. A encontrarnos no con un paisaje, sino con una persona.

Lectura del evangelio de Juan 14, 5-6

Tomás replicó: Pero, Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo vamos a saber el camino? Jesús le dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie puede llegar hasta el Padre si no es por mí.

¿Quién escuchará mi oración en este día?

Padre: Estás invitado a entrar en mi corazón. Ayúdame a estar quieto, para poder escuchar tus palabras entre otros tantos ruidos.  Espíritu Santo revélame en este día que comienza el camino que he de hacer y que mis preocupaciones queden en segundo plano. Porque Jesús mi futuro está en tus manos. Amén.

Augusto Gil Milián

 

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