Líbranos de la autosuficiencia


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

I. Lectura de Santiago 4, 13-5,5

II. No estamos ante un discurso moral.

a.     Ya hemos hecho mención con anterioridad que Santiago no ha de ser leído como la suma de un discurso moral, sino como una especie de predicación que lo único que busca es que sus lectores se encuentren con la Palabra.

b.    En realidad la carta interpela a la inteligencia de sus lectores para enfrentarles a la verdad que la razón recusa. Por eso en Santiago se unifica el lenguaje y el dogma religioso para propiciar un cambio en los destinatarios. Santiago sabe que la mejor manera de construir un mundo nuevo es desarmando el viejo. Santiago en realidad nos invita a mirar hacia el horizonte y a no quedarnos con lo que tenemos entre las manos.

c.     El texto que tenemos delante es quizás el más violento que encontramos en la carta. La primera parte parece estar dirigida a los miembros acomodados de la comunidad u hombres de negocios. La segunda, todo indica, que está dirigida a los no miembros de la comunidad.

III. El problema de la autosuficiencia. vv.13-17.

a.     La autosuficiencia es reprochable cuando no propicia el bien común. A los miembros acomodados de la comunidad se les reprocha básicamente que solo se tengan a sí mismos como interlocutores. Que solo se hablen y escuchen entre ellos. Se les acusa de que estén obsesionados por los negocios y por tanto hacen todo según su voluntad. ¿Qué nos obsesiona a nosotros?

b.    Son los acomodados, los capitalistas adelantados a su tiempo no por el hecho de tener riquezas, que de por si ni es bueno ni es malo, si se ha obtenido de manera laboriosa y honrada, sino por la  centralidad que han hecho de sus vidas: basadas en la riqueza. Santiago cree que este poner en primer lugar los bienes materiales deja a los hombres y las mujeres sin alteridad. Sin prójimo. Ubica a los otros dentro del término de cliente. En definitiva un objeto.

c.     Los hombres de negocios de Santiago, se han olvidado de que no son dueños de la realidad esencial, la menos controlable, sus propias vidas. No son capaces de percibir lo que reciben cada día como don. Algo que ninguna formación o técnica de gestión es capaz de percibir. Los hombres de negocios no son dueños de su salud ni de la duración de sus días.

d.    Es interesante la imagen que se utiliza en el v.14 vapor efímero. Porque es la antesala de la invitación que realiza Santiago a remitirse al Señor Jesús. Pero no lo hace como una formulación del tipo si Dios quiere, sino que la invitación es a hacer en todo momento la voluntad del Señor porque esto evitará la acción de gloriarse de su propio esfuerzo. Para desligarse de la autosuficiencia.

IV. La desgracia venidera. 5, 1-6

a.     Esta es la parte más bruta de la carta. Está dirigida a los ricos. No se nos da más información de ellos. Y es a ellos a quien se les invita a arrepentirse ante la llegada de la desgracia que está por venir. Santiago las nombras riquezas inservibles, vestimentas carcomidas, objetos de oro y plata con herrumbre.

b.    Santiago aquí es como uno de esos profetas del AT. Denuncia y amenaza. Los ricos son los culpables de las injusticias. Será el propio Señor quien ejercerá la venganza.

c.     ¿Quién es el justo que ha sido condenado y asesinado y que se hace mención en el v.6? Algunos estudiosos del texto sospechan que se trata del mismo Santiago. Acusado por el Sumo Sacerdote Anano  en el año 62 y sentenciado a muerte por el Sanedrín. Otros leen en esta referencia a la condena y muerte del propio Jesús. Y que Mateo 27,19 nombra como el justo.

d.    En todo caso, la historia esta llena de ejemplo de cómo una vida consagrada al enriquecimiento conduce a la muerte de algún justo. Es decir a la muerte de aquel que se opone frontalmente al enriquecimiento ilegal. Pero no nos conformemos que el enriquecimiento solo es material, también puede ser religioso y político.

e.     Las riquezas pueden tratarse de todo lo que engloba al ser humano y que le impiden recibir la vida como lo que es: un don. Una gracia.

f.      Lo opuesto a la gracia es el deseo de poder. El deseo de poseer.

 V. Ideas, opiniones, dudas, etc.

 

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