Un día todos los viajes se acaban


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

I. Lectura de Deuteronomio 8, 7-10

II. Los miedos siempre llegan.

 a.     Si seguimos el relato bíblico, los hebreos marchan desde el Sinaí hacia la frontera con la tierra prometida, en el desierto de Parán. Según el relato que se lee en Deuteronomio 1, 2 este viaje no duraría más de once días. Los hebreos ya han recibido la Torá, que define cómo han de ser las relaciones con el Sr. Dios y entre ellos. Ahora están a punto de recibir la tierra donde podrán poner en práctica los mandamientos.

b.    Pero según el testimonio de los espías que han sido enviados con anterioridad a explorar la tierra, el sentimiento que prevalece es el miedo. En realidad el pueblo no está por la labor de obedecer al Sr. Dios y busca recursos para no entrar en la tierra prometida, aunque ella haya sido presentada como un lugar de abundancia y bendiciones.

c.     ¿A qué le temen los hebreos? A muchas cosas. Le temen, por ejemplo, a los gigantes con que los espías se han tropezado. Leer Dt. 7, 17-19,21.

d.    Sabemos que por falta de fe por parte de los hebreos, el Sr. Dios se irrita y condena a las tribus a vagar durante cuarenta años por el desierto. Ver Nm. 14,34. La generación que mostró falta de fe morirá, también Moisés y una nueva generación será la que cruce el Jordán.

 III. El desierto: un lugar de pesadillas y de sueños.

 a.     En el AT el desierto puede asumir diferentes significados. En primer lugar es todo lo contrario a la tierra cultivada. Por lo tanto se asocia al lugar de castigo por los pecados de los hebreos que salieron de Egipto. Es para ellos que el desierto es un lugar terrible, un lugar de hambre y de sed. No era la tierra de leche y miel que les habían prometido. Sino un lugar de serpientes y escorpiones. Leer Salm. 95, 10-11.

b.    En otros momentos el desierto será un lugar de caos. Como estaba el mundo antes que el Sr. Dios dijera Hágase la luz. Un caos que durará cuarenta años para los que quieren ver la tierra prometida.

c.     Pero en dependencia del contexto, el desierto puede ser todo lo contrario a una geografía terrible. El desierto es tambien el lugar donde el Sr. Dios vive cerca de su pueblo, de día en forma de nube, de noche en forma de columna de fuego. Pero esta proximidad requerirá de dependencia y confianza. Leer Dt. 8, 2-5.

d.    Para algunos analistas del texto es en el desierto donde los hebreos mostrarán más dudas. Se debatirán entre quedarse allí, pues tienen la presencia divina a un tiro de piedra, o seguir a la tierra donde tendrán que cumplir una serie de exigencias. El desierto acabará por ser el lugar donde el Sr. Dios y los hebreos podrán restablecer sus relaciones. Es como recuperar el primer amor. Leer Os. 2.16.

 IV. El final del viaje.

a.     Los que van a cruzar el Jordán, el Sinaí es una historia no vivida. Ellos no han visto la montaña. Han crecido en el desierto. Sus padres han muerto. Sólo tienen la Torá. Ahora son adultos, libres y responsables. Los discursos de Moisés se han apagado.

b.    La larga marcha llega a su fin. Si el primer libro del Pentateuco, el Génesis nos narrando la expulsión de Adán y Eva del Edén. El Deuteronomio  termina con palabras que nos recuerdan un poco al jardín perdido y ahora recuperado. Leer Dt. 8, 7-10

c.   Por su desobediencia Adán había perdido el jardín. ¿Podrá recuperarlo Israel? ¿Pondrá en práctica la Torá?

V. Preguntas, dudas, comentarios, etc

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Pocas cosas cura el silencio

Una corta oración

María, madre de Jesucristo, como testigo del amor. Una perspectiva protestante en el diálogo ecuménico