Dejemos que la gracia se siente a nuestra mesa
Hay que encender una luz en la oscuridad Buen martes para los que están cerca. Buen martes, para los que están lejos: Lo único constante en la vida son los cambios. A veces comienzan de manera violenta e inesperada. Otros con un simple sonido de un martillo al amanecer. Parece que cambiar no nos tendría que suponer ninguna dificultad. Ninguna. Y es que los cambios son inherentes a la realidad, a la época en que vivimos y a nosotros mismos, ya que cambiamos desde que llegamos al mundo, en medió de un llanto, hasta el día que dejemos de respirar. Entonces, ¿por qué nos cuesta tanto aceptar y asumir los cambios? Quizás la respuesta más sencilla es esa sensación de falta de control sobre la situación que cambia. Quizás es porque lo nuevo nos asusta. Los discípulos de Jesús, los de antes y los de ahora, estamos atiborrados de preguntas, pero también atesoramos ideas anquilosadas sobre muchos aspectos de la...