Cuando la hostilidad llega


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

I.Lectura de Mateo 5, 10-12

 II. La delgada línea roja.

 a.     Puede resultar extraño que Jesús después de hablar de la pacificación comience a hablar sobre las hostilidades. Como si entre ellas hubiese una delgada línea roja. Es como pasar de la paz a la guerra. Sin embargo por mucho que nos propongamos hacer la paz con algunas personas, ellas rehúsan vivir en paz con nosotros. No todos los intentos de reconciliación tienen éxito. Hay días que lo que encontramos es la calumnia o la denigración.

b.    Pero resulta interesante como el v.10 explica el origen de este comportamiento. Y no está en el hecho de que seamos débiles o en nuestra manera de vivir, sino por causa de la justicia, en el v.11, se aclara por mi causa. En otras palabras nuestros oponentes encuentran provocadora nuestra justicia y porque ellos han rechazados al Jesús que nosotros procuramos seguir. Hay persecución cuando hay una colisión entre dos sistemas de valores irreconciliables entre si.

c.     ¿Qué espera Jesús que hagan sus seguidores ante la persecución? El v.12 es muy claro: ¡Gozaos y alegraos! ¿Está Jesús pidiendo una utopía? Algunos creyentes responden que si. Pero comportarnos apasionadamente o de manera desquiciada es más propio de los que no tienen fe ni esperanza. Ni ponernos de mal humos como hacen los niños. Tampoco lamer nuestras heridas como lo haría un perro. Tampoco aparentar que no nos pasa nada como lo haría un estoico. Y menos aun disfrutar como haría un masoquista.

d.    Quizás cuando leemos estos versículos se nos olvida que es una bienaventuranza como las que hemos leído anteriormente. Pero a la vez que se nos dijo que todo discípulo era un pacificador ahora se nos dice también que todo discípulo ha de esperar persecución. Y es tan normal como el tener un corazón limpio o ser misericordioso. Perolas primeras nos gustan y esta última como que nos produce rechazo. Dolor.

 III. El cuadro que tenemos delante.

 a.     Las bienaventuranzas pintan un retrato muy amplio del discípulo cristiano. Primero esta delante de Dios reconociendo su pobreza espiritual y llorando por ello. Después lo encontramos manso en sus relaciones, ya que tiene un corazón limpio y puede permitirse que los demás piensen de él lo que consideren pues ya él lo ha confesado delante de Dios.

b.    Pero el discípulo de Jesús no vive solo. Viven en una sociedad. Y en ella vive su dolor. Y es allí donde muestra su misericordia con los que se ha encontrado golpeados en el camino. Es en medio de la comunidad donde intenta ser un pacificador y donde encuentra la oposición. Donde es calumniado. Donde es insultado. Donde es perseguido por parecerse a Cristo.

 IV. La cultura y la contracultura.

 a.     Todos los valores y normas del discípulo de Jesús están en franca contradicción con los valores y normas del mundo donde viven los discípulos.

b.    El mundo dice que son los ricos los bienaventurados, no los pobres. Que son los valientes y atrevidos los que alcanzan el prestigio, no los mansos y los humildes. Que son los satisfechos los que admirados y no los que tienen hambre de justicia.

 V. Opiniones, dudas, preguntas, etc.

 

 

 

 

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