Donde la hierba es más verde
Pensando en voz alta Nos gustan las recompensas. Nos satisface el ver la cosecha a nuestros pies. Deseamos el estar del otro lado del río donde la hierba es más verde. Pero antes de la recompensa debe haber un trabajo, antes de recoger la cosecha debe realizarse una siembra y antes de llegar a la otra orilla del río tendremos que cruzar el puente. El discipulado cristiano es un camino. Largo, hay que decirlo. Y no precisamente de flores sin espinas. Así que muchos creyentes después de haber recorrido un pequeño tramo presuponen que pueden exigir que se les tenga en cuenta sus sacrificios, sus dolores, sus esfuerzos. Y demandan un premio. Un consuelo. Hay días que, tú y yo, hacemos esta demanda. Un día en que esperamos recibir el premio que nos habían prometido. Porque sencillamente la espera es la parte más ardúa de la esperanza. Quizás estemos en ese momento en que tengamos que hablar con Jesús sin pelos en la lengua y decirle lo que hemos hecho por el Reino...