El día que las piedras siguieron siendo piedras
Las personas emocionalmente sanas comprenden sus limitaciones. Reconocen sus errores y regresan a casa para pedir perdón. Pueden aceptar los limones que les ofrece la vida y no necesitan ponerse frenéticas tratando de vivir una vida a la cual el Sr. Dios no les ha llamado. Las iglesias emocionalmente sanas también han de aceptar sus limitaciones. No necesitan parecerse a otras iglesias. Sino que han de vivir con gratitud y confianza lo que la mano del Sr. Dios les permite ser en los tiempos que vivimos. Jesús conoce nuestras limitaciones. Pero hay días que la comunidad cristiana las olvida. Y dentro del salero tenemos a hombres y a mujeres cansados, hastiados, heridos. Hombres y mujeres que han pagado un alto precio tanto en sus vidas personales como familiares porque se les hizo creer que la iglesia era un mapa libre de problemas. Que los problemas los tenían los que estaban fuera de la iglesia. Entonces tenemos cristianos que han pasado muchos años tratando de ser personas que no...