A ninguno de nosotros nos gustan los finales tristes
Pensando en voz alta A ninguno de nosotros nos gustan los finales tristes. Los evitamos. Preferimos las historias que aparentemente acaban con una victoria del bien sobre el mal. Con el triunfo de la justicia o del amor. Con un horizonte infinito que se abre ante nosotros. Con una resurrección. Los discípulos esperamos mucho de nuestra realidad circundante, pero en nuestro mundo hay aflicciones. Los discípulos hay días que nos remitimos al pasado como si fuera una tabla de salvación en medio del naufragio e intentamos encontrar en él la fuente de inspiración o de enseñanza para enfrentar los retos del presente. Pero en realidad del pasado sólo atesoramos fotos y recuerdos. A los discípulos se nos ha pedido que compartamos las buenas noticias y enfrentemos el mal. Que participemos de la sanación. Pero estas tres últimas cosas son arduas y poco cotidianas para nosotros. Asi que t...