A veces llega la noche
Pensando en voz alta A veces llega la noche. A veces las despedidas llegan en el momento menos oportuno. Cuando creíamos que teníamos todo un horizonte por delante. La mayoría de las despedidas son tristes. Nos duelen. Y es que nos recuerdan que las cosas tienen un fin. Y entonces se nos hace una especie de nudo en la garganta que nos impide declamar palabras y algo salado y húmedo recorre el rostro. Si, las despedidas nos hacen enmudecer con mucha frecuencia. Nos dejan sin palabras que pronunciar en voz alta. Pero hay algo peor que una despedida y es irse sin decir adiós. Los discípulos creen que el Maestro estará con ellos siempre. Y para ellos, siempre significa eternamente. Los discípulos están inundados de apegos. No sólo sienten una especial inclinación por las construcciones propias sino que están atados a sus propias ideas, a sus propias tradiciones, a las costumbres ...